Y Judas engendró de Tamar a Fares y a Zara. Y Fares engendró a Esrom. Y Esrom engendró a Aram. Y Aram engendró a Aminadab. Y Aminadab engendró a Naassón. Y Naassón engendró a Salmón. Y Salmón engendró de Rahab a Booz. Y Booz engendró de Rut a Obed. Y Obed engendró a Jesé. Y Jesé engendró a David el Rey. (vv. 3-6)
La glosa
Omitiendo a los otros hijos de Jacob, el evangelista prosigue la generación de Judá y dice: "Y Judá engendró a Fares y a Zara".
San Agustín,
de civitate Dei, 15,15
Ni Judá fue primogénito, ni ninguno de estos dos hijos fue primogénito de Judá, sino que ya había tenido tres hijos antes, pero les da cabida en la serie de las generaciones para llegar por medio de ellos hasta David, y desde David a la meta de su narración.
San Jerónimo
Es de notar en la genealogía del Salvador, que no se nombra a ninguna de las mujeres santas, sino a las reprendidas en la Escritura, a fin de que borrase los pecados de todos, naciendo de pecadores aquél que había venido por los pecadores. De ahí que entre aquellas mujeres se cite a Rut la moabita.
San Ambrosio,
in Lucam, 3
San Lucas prescindió de estas mujeres para presentar inmaculada la serie de la estirpe sacerdotal. Pero la decisión de San Mateo no es sin razón y justicia, puesto que al anunciar la generación de Cristo según la carne, que tomaba sobre sí los pecados de todos, sujeto a los ultrajes y sometido a los sufrimientos, no creyó que pudiera considerarse ajeno a su santidad el rehusar la afrenta de un origen manchado. Tampoco pensó que su Iglesia debiera avergonzarse por estar formada por pecadores, naciendo El de pecadores. Finalmente, para bosquejar ya en sus antepasados el beneficio de la redención y que nadie creyese que la mancha de origen pueda ser impedimento para la virtud, ni se jactase insolentemente de la nobleza de su persona.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 3
Después de esto se ve que todos fueron reos de pecado, pues tenemos a Tamar acusando a Judá de fornicario y David engendró a Salomón de una mujer adúltera. Mas si la ley no fue cumplida por los principales, menos lo hubiera sido por los menores. Así, la presencia de Jesucristo se hizo necesaria.
San Ambrosio,
in Lucam, 3
Es de notar que no inútilmente San Mateo nombró a los dos hermanos, Fares y Zara, aunque la genealogía sólo exigiese hacer mención de Fares. En esta mención de ambos hay un misterio. En los dos hermanos gemelos está prefigurada la doble vida de los pueblos: una según la ley, y otra según la fe.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
Por Zara está significado el pueblo judío, el primero que apareció a la luz de la fe, como saliendo de una tenebrosa abertura del mundo, y por eso fue seńalado con el rojo distintivo de la circuncisión, creyendo todos que ese pueblo había de ser más adelante el pueblo de Dios. Pero en su paso fue interpuesta la ley como cerca o muralla, y el pueblo judío quedó imposibilitado por la ley. Pero, por la venida de Jesucristo fue rota la valla de la ley que había entre judíos y gentiles, como dice el Apóstol: "Derribando la pared de división", resultando de aquí que el pueblo gentil, significado por Fares, después que la ley fue reformada por el mandamiento de Cristo, viniese primero a la fe, siguiéndole después el pueblo judío.
Y sigue: "Y Fares engendró a Esrom".
La glosa
Judá engendró a Fares y a Zara antes de entrar en Egipto, al que pasaron ambos después con su padre. Y ya en Egipto Fares engendró a Esrom; Esrom engendró a Aram; Aram engendró a Aminadab, y Aminadab engendró a Naasón. Entonces Moisés los sacó de Egipto. Naasón fue el jefe de la tribu de Judá al mando de Moisés por el desierto, en el que engendró a Salmón. Este Salmón fue el príncipe de la tribu de Judá que entró con Josué en la tierra prometida.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
Creemos que por algún motivo y según los designios de Dios se han puesto aquí los nombres de estos padres.
Y sigue: "Y Naasón engendró a Salmón". Este Salmón, después de la muerte de su padre, entró en la tierra prometida con Josué, como príncipe de la tribu de Judá.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
Salmón tomó por mujer a Rajab. De esta Rajab se dice que fue la meretriz de Jericó que recibió en su casa a los espías de los hijos de Israel, los escondió y además los salvó. Y como Salmón era uno de los nobles de Israel, de la tribu de Judá, viendo la fidelidad de Rajab, la tomó por mujer como si hubiese estado constituida en alta posición. El nombre de Salmón, que significa "toma el vaso", parece dar a entender que fue invitado por la providencia divina a hacer de Rajab un vaso de elección.
"Y Salmón engendró de Rajab a Booz".
La glosa
Este Salmón engendró en la tierra prometida a Booz de aquella Rajab.
"Y Booz engendró de Rut a Obed".
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
He creído superfluo exponer cómo Booz tomó por mujer a una moabita, Rut, sabiendo todos lo que la Escritura dice sobre éstos (en el libro de Rut). Sólo diré que Rut, en premio de su fe, se casó con Booz, porque renegó de los dioses de sus padres y adoró al Dios vivo. Booz, recompensando esta fe, la recibió por mujer para que de tal unión santificada naciese la descendencia real.
San Ambrosio,
in Lucam, 3
¿Cómo Rut, extranjera, se casó con un judío, y qué razón tuvo el evangelista para creer que debía mencionar en la genealogía de Cristo esta unión prohibida textualmente por la ley? Parece deshonroso que el Salvador procediera de una generación ilegítima, a no ser que acudamos a la sentencia del Apóstol: "Que la ley no fue puesta para el justo, sino para los injustos" (1
Tim 19). Rut, extranjera y moabita, a pesar de la ley de Moisés, que prohibía tales enlaces y que excluía a los moabitas del pueblo de Dios
1, entró a formar parte de ese pueblo porque la santidad y pureza de sus obras la colocaron sobre la ley misma. Pasó por encima de la ley y mereció ser contada entre los ascendientes del Seńor, elegida por el parentesco del espíritu, no de la carne. Gran ejemplo tenemos en Rut, pues en ella estamos prefigurados todos nosotros que hemos entrado en la Iglesia del Seńor, recogidos de entre los gentiles.
San Jerónimo,
epistula ad Paulinum
Rut, la moabita, realiza además el vaticinio de Isaías cuando dice: "Envía, Seńor, el Cordero dominador de la tierra, de la piedra del desierto al monte de la hija de Sión" (
Is 16).
"Y Obed engendró a Jesé".
La glosa
Jesé, padre de David, tiene dos nombres, y con más frecuencia es llamado Isai. Pero como el profeta no lo llama Isai, sino Jesé, diciendo: "Saldrá una vara de la raíz de Jesé" (
Is 11), el evangelista puso Jesé para demostrar que aquella profecía se ha cumplido en María y en Cristo.
"Y Jesé engendró a David el rey".
Remigio
Es de preguntar por qué el santo evangelista llama rey solamente a David. Sin duda para mostrarnos que David fue el primer rey en la tribu de Judá. El mismo Cristo es Fares, el
separador: "Y separará los corderos de los cabritos" (
Mt 25). Es también Zara,
el
oriente, según lo profetizado por Zacarías: "He ahí al hombre, Oriente es su nombre" (
Zac 6). Es Esrom,
la
saeta, según Isaías: "Y púsome como saeta escogida" (
Is 49).
Rábano
O el
atrio, por la abundancia de su gracia y la extensión de su caridad. Es Aram, el
elegido: "He aquí mi hijo el escogido" (
Is 42) o el
excelso: "Excelso es sobre todas las naciones el Seńor" (
Sal 112). Es Aminadab, el
voluntario, que dice: "Voluntariamente me sacrificaré a ti". Es Naasón, el
adivino, que conoce lo pasado, lo presente y lo futuro; o el
serpentino: "Moisés levantó la serpiente en el desierto" (
Jn 3). Es Salmón, el
sensible, que dice: "Yo he conocido que ha salido virtud de mí" (
Lc 8).
La glosa
El recibió a Rajab, es decir, a la Iglesia formada de gentiles, pues Rajab significa hambre, extensión, ímpetu, porque la Iglesia tiene hambre y sed de justicia, y convierte a los filósofos y a los reyes con la fuerza de su doctrina. Asimismo Rut se traduce como "la que ve, la que se apresura", imagen de la Iglesia que ve a Dios por la pureza de su corazón y se apresura y afana por recibir el premio de su vocación celestial.
Remigio
Cristo también es Booz, en el que está la
fortaleza: "Si yo fuere alzado de la tierra, todo lo atraeré a mí mismo" (
Jn 12). Es Obed, el
que sirve: "El hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir" (
Mt 20). Es Jesé,
incienso: "Fuego vine a poner sobre la tierra" (
Lc 12). Es David, el de
mano fuerte: "El Seńor fuerte y poderoso" (
Sal 23), y el
deseable profetizado por Ageo: "Vendrá el deseado de todas las naciones" (
Ag 2), y el de
hermoso aspecto: "Vistoso en hermosura más que los hijos de los hombres" (
Sal 44).
La glosa
Veamos entretanto qué virtudes representan en nosotros estos padres. La fe, la esperanza y la caridad son el fundamento de todas las virtudes, y las demás que les siguen son un aditamento de las primeras. Judá significa
confesión, que se da de dos maneras: confesión de la fe y confesión de los pecados. Luego, si después de tener esas tres virtudes se incurre en pecado, es necesario no sólo la confesión de la fe, sino la de los pecados. Después de Judá siguen Fares y Zara. Fares se traduce como
separación, Zara como
oriente y Tamar como
amargura, porque la confesión engendra el apartamiento del pecado y el nacimiento de las virtudes de la amargura de la penitencia. Después de Fares sigue Esrom, la
saeta, porque apartados ya de los pecados del siglo, debemos hacernos saetas para matar en los otros el vicio por la corrección y herir sus corazones con el dardo del amor de Dios. Sigue Aram, que se traduce como
elegido,
excelso, porque cuando el hombre se ha apartado del mundo y ha sido provechoso para los demás, se sigue que se le considere como elegido de Dios, sea celebrado por los hombres y puesto en lugar elevado de virtud. Naasón significa
augurio, no por la ciencia del mundo sino por la del cielo. De ésta se gloriaba José cuando mandaba decir a sus hermanos: "Os habéis llevado la copa de mi Seńor en la que solía hacer sus augurios". Esta copa es la Escritura divina donde se bebe la sabiduría. En ella augura el sabio, porque ve allí lo futuro, es decir lo celestial. Sigue Salmón, el
sensible, porque después que uno estudia en la Escritura divina, se hace sensible, es decir, adquiere el discernimiento y gusto de la razón y no del cuerpo para distinguir lo bueno de lo malo, lo dulce de lo amargo. Sigue Booz, el
fuerte, porque el instruido en las Escrituras se hace fuerte para resistir todas las adversidades.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
Este fuerte es el hijo de Rajab, de la Iglesia, porque Rajab significa
extensión,
la dilatada, y a la Iglesia han sido llamadas las gentes de todos los confines de la tierra.
La glosa
Sigue Obed,
servidumbre, pues no es apto para servir el que no es fuerte. Y esta servidumbre es engendrada de Rut, es decir de la
presteza, porque el siervo debe estar siempre pronto, nunca perezoso.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
Los que prefieren las riquezas a la virtud, la hermosura material a la fe, y desean en la mujer propia lo que suele buscarse en la pública, no engendran hijos obedientes a ellos ni a Dios, sino rebeldes contra Dios y contra sus padres. De suerte tal, que los hijos de éstos se hacen merecedores de la pena de irreligiosidad de los padres. Este Obed engendró a Jesé, el
alivio, porque el obediente a Dios y a sus padres engendra con la bendición de Dios hijos que lo alivien.
La glosa
Jesé, es decir
incienso, puesto que sirviendo a Dios con amoroso temor, habrá en nosotros la devoción que ofrece a Dios suavísimo incienso quemado en el fuego y deseo de nuestro corazón. Pero después que el hombre se ha hecho siervo idóneo y sacrificio agradable a Dios, se sigue que sea de
mano fuerte, y que así como David peleó con valentía contra sus enemigos e hizo a los idumeos tributarios, someta él los hombres carnales a Dios con la palabra y el ejemplo.
Notas
1.
Los moabitas son un conjunto de tribus emparentadas con los israelitas. Sin embargo el antagonismo entre los dos pueblos que los llevó frecuentemente a la guerra, hizo que se tomaran medidas muy severas sobre los matrimonios. Dice la Escritura: "El ammonita y el moabita no serán admitidos en la asamblea de Yahveh; ni aun en la décima generación serán admitidos en la asamblea de Yahveh" (
Dt 23,4). Sin embargo los matrimonios de moabitas e israelitas no eran del todo inexistentes (ver
Esd 9,1;
Neh 13,23).