Y llamados sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos, para que los arrojasen y curasen todo decaimiento y toda enfermedad. Estos son los nombres de los doce Apóstoles: el primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón Cananeo y Judas Iscariote, que fue el que entregó a Jesús. (vv. 1-4)
Glosa
Desde la curación de la suegra de Pedro hasta aquí se cuenta una serie ininterrumpida de milagros que hizo Jesús antes de su discurso de la montańa. Indudablemente debemos contar entre ellos la elección de San Mateo (que se refiere como uno de tantos), puesto que fue mencionado en la montańa como uno de los doce para el apostolado. Y ordena los hechos de Jesús tomando como punto de partida, la curación del esclavo del Centurión, diciendo: "Y llamando sus doce discípulos".
Remigio
El Evangelista nos dijo más arriba que exhortó el Seńor a sus discípulos a que suplicasen al seńor de la mies, a fin de que mandara operarios a su mies; su exhortación obtuvo cumplimiento ahora. Porque el número doce es número perfecto, porque viene del número seis que también lo es, puesto que sus funciones uno, dos y tres forman en sí mismas un todo perfecto y el número doce no es más que el doble de seis.
Glosa
La duplicación de este número representa los dos preceptos de la caridad o los dos Testamentos.
Rábano
El número doce, que viene del tres y del cuatro, nos dice que los Apóstoles predicarán la fe de la Santa Trinidad por las cuatro regiones de la tierra. Muchas figuras tenemos en el Antiguo Testamento de este número doce; los doce hijos de Jacob (
Gén 35); los doce príncipes de los hijos de Israel (
Núm 1); las doce fuentes vivas en Elim (
Ex 15); las doce piedras en el pectoral de Aarón (
Ex 39); los doce panes de la proposición (
Lev 24); los doce exploradores enviados por Moisés (
Núm 13); las doce piedras de que se formó el altar (
1Re 18); las doce piedras sacadas del Jordán (
Jos 4); los doce bueyes que sostenían el mar de bronce (
1Re 7) y en el Nuevo Testamento: las doce estrellas que brillaban en la corona de la Mujer (
Ap 12); los doce fundamentos de Jerusalén que vio San Juan y las doce puertas (
Ap 21).
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 32,3
No sólo les inspira confianza llamando a su ministerio misión para la mies, sino también dándoles poder para el desempeńo de este ministerio, según aquellas palabras: "Les dio potestad sobre los espíritus inmundos para que los arrojaran y para que curasen todo decaimiento y toda enfermedad".
Remigio
Nos demuestra en este lugar Jesús que no era uno solo y leve el sufrimiento de la multitud, sino de muchas maneras y por esto se compadeció de ellos y dio poder a sus discípulos para que los curasen y les dieran la salud.
San Jerónimo
El Seńor, Maestro benigno y clemente, no envidia el poder de sus discípulos y servidores y da poder a sus Apóstoles para curar todo abatimiento y toda enfermedad. Pero hay gran diferencia entre tener y atribuir, entre dar y recibir; el que recibe todo cuanto hace, lo hace por el poder de Dios y los Apóstoles confiesan en todas las obras que hacen su debilidad y el poder del Seńor por estas palabras: "En el nombre de Jesús levántate y anda" (
Hch 3,6). En el hecho de poner el Evangelista el catálogo de los Apóstoles, quedan excluidos de él todos los que se tenían por apóstoles y en realidad no eran más que falsos apóstoles. Por eso se dice: "Estos son los nombres de los doce Apóstoles". El primero Simón, conocido con el nombre de Pedro y su hermano Andrés; sólo el que ve el fondo de los corazones puede hacer la clasificación de los Apóstoles según el mérito de cada uno. Pone en primer término a Simón, por sobrenombre Pedro, para distinguirle de aquel otro Simón, llamado el Cananeo, natural de Caná, villa de la Galilea, en donde convirtió Jesús el agua en vino (
Jn, 2).
Rábano
La palabra
petro(
, en latín
Petrus, tiene el mismo significado que la siríaca
cephas; en ambos idiomas se deriva dicha palabra de la de piedra, según aquello de San Pablo: "La piedra era Cristo" (
1Cor 10,4).
Remigio
No faltaron algunos que, buscando en el hebreo la significación de la palabra griega y latina Pedro, sostuvieron que dicha palabra significa el que descalza, o el que disuelve, o el que conoce. Pero no se puede sostener semejante opinión sin venir a parar en estas dos contradicciones. La primera está basada en la propiedad de la lengua hebrea, en la que no aparece la letra P y vemos en su lugar la F; de ahí el llamar a Pilatos, Filatos o Philatos y la segunda es el sentido que le dio el Evangelista cuando nos hace mención de aquellas palabras de Jesús: "Y tú te llamarás Cephas"; palabra que interpreta el mismo evangelista por Pedro (
Jn 1,42). El nombre de Simón significa obediente, porque obedeció él a la voz de Andrés y en su compańía se presentó a Cristo (
Jn 1); o también porque obedeció los preceptos de Dios y le bastó para seguir a Cristo un solo mandato del Seńor (
Mt 4); o también, según algunos opinan, significa dicha palabra el que olvida la pena y acepta el sacrificio, porque Pedro, con la resurrección del Seńor, dejó en efecto la pena que le habían causado la pasión del Seńor y su propia negación y comprendió con tristeza aquellas palabras del Seńor: "Otro te ceńirá y te llevará a donde tú no quieras" (
Jn 21,18).
Sigue: "Y Andrés, su hermano".
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 32,3
No es pequeńa la alabanza de que Pedro haya sido designado por su virtud y Andrés por su nobleza, es decir, por el parentesco que tenía con su hermano. San Marcos pone a Andrés en tercer lugar, esto es, después de Pedro y de Juan, San Mateo no los coloca en ese orden. Esto se entiende porque San Marcos los puso en el orden que cada uno tiene según su dignidad.
Remigio
El nombre de Andrés significa viril, porque así como viril viene de la palabra latina
vir, así también Andrés se deriva de la griega
andros
(andros).
Merece efectivamente el nombre de varonil, porque después de haber abandonado todas las cosas por seguir a Cristo, perseveró varonilmente en los preceptos del Seńor.
San Jerónimo
El Evangelista nos da a conocer cierta paridad entre los diferentes Apóstoles, porque une a Pedro y Andrés, hermanos, no sólo en la carne, sino en el espíritu; a Santiago y a Juan, que, dejando al padre del cuerpo, siguieron al verdadero Padre (
Mt 4). Y dice el evangelista: "Santiago, hijo de Zebedeo y su hermano Juan"; llama a Santiago hijo de Zebedeo, porque había otro Santiago, hijo de Alfeo.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 32,3
Ve aquí la razón de por qué no los coloca en orden según su dignidad. En mi concepto no es más que porque Juan, no sólo es de más edad que los otros, sino también más que su hermano.
Remigio
El nombre de Santiago se interpreta el que suplanta o suplantador, porque, no sólo suplantó los vicios carnales, sino que despreció hasta su propia carne, martirizada por Herodes (
Hch 12). Juan significa gracia de Dios, porque mereció ser más amado que ningún otro Apóstol por el Seńor; amor grandísimo que le valió recostarse durante la cena sobre el pecho del Seńor (
Jn 13). Siguen Felipe y Bartolomé: Felipe es como decir boca de una lámpara, o de las lámparas, porque procuró extender por medio de sus labios la luz que recibió del Seńor y esclarecer después con ella a su hermano (
Jn 1). El nombre de Bartolomé no es de origen hebreo, sino del sirio: se interpreta hijo del que suspende las aguas, esto es, de Cristo, que levanta de las cosas terrenales y suspende de las celestiales los corazones de los predicadores, a fin de que, penetrados más y más de las cosas divinas, derramen y llenen el corazón de sus oyentes de una gracia más abundante.
Siguen Tomás y Mateo el publicano.
San Jerónimo
Los demás evangelistas, al tratar de la unión de los nombres de los Apóstoles, ponen primero a Mateo y después de él a Tomás. No le llaman el publicano, a fin de que no se crea que ultrajaban al evangelista recordándole su antigua profesión. Pero San Mateo se coloca después de Tomás y se llama a sí mismo publicano para manifestar que sobreabundó la gracia allí mismo donde sobreabundó el pecado (
Rom 5).
Remigio
El nombre de Tomás se interpreta por abismo o gemelo y en griego por Dídimo: merece, con razón, el nombre de abismo o de Dídimo, porque cuanto más tiempo perseveró en la duda, tanto más arraigada tuvo después la fe en la pasión y en la divinidad de Cristo; fe que le hizo decir: "Mi Seńor y mi Dios" (
Jn 20,28). El nombre de Mateo significa dado, porque por la gracia de Dios llegó a ser de publicano evangelista.
Siguen Santiago, hijo de Alfeo y Tadeo.
Rábano
Este Santiago es aquel que en los Evangelios y en la Epístola a los gálatas es llamado hermano o pariente del Seńor. Porque su madre María, mujer de Alfeo, fue hermana o parienta de Santa María, Madre del Seńor. San Juan evangelista la llama María de Cleofás, quizá por llevar Alfeo también el nombre de Cleofás, o también porque muerto Alfeo, después del nacimiento de Santiago, se casó María con Cleofás.
Remigio
Y con razón se le llama hijo de Alfeo, esto es, del justo o del sabio, porque él, no sólo se despojó de los vicios carnales, sino que despreció todo goce temporal. Los mismos Apóstoles que le eligieron para Obispo de Jerusalén, son testigos del mérito de este Apóstol. Por esta razón dice la Historia Eclesiástica de él, que no comió carne, ni bebió vino ni cerveza, ni se bańó, ni vistió de lino y que pasaba noches y días de rodillas en oración. Y fue tal su mérito que todos lo conocían con el nombre del justo. Tadeo es aquel mismo a quien San Lucas llama Judas de Santiago, esto es, hermano de Santiago. Su Epístola es contada entre los libros canónicos y él mismo se llama en ella hermano de Santiago.
San Agustín,
de consensu evangelistarum, 2,30
En algunos ejemplares se le da el nombre de
Lebbaeum; pero ¿qué se opone el que un hombre tenga dos nombres?
Remigio
Judas significa confeso, porque confesó al Hijo de Dios.
Rábano
El nombre de Tadeo se interpreta por prudente, esto es, cultivador del corazón.
Siguen Simón Cananeo y Judas Iscariote, que entregó a Jesús.
San Jerónimo
Simón el Cananeo es el mismo a quien otro evangelista llama Zelotes. Y Judas Iscariote toma este nombreo del pueblo de su nacimiento o de la tribu de Isacar. En su mismo nombre lleva escrita de una manera profética su condenación. Porque Isacar significa recompensa, palabra que parece anunciar el precio de su traición.
Remigio
También scarioth significa memoria del Seńor, porque persiguió al Seńor. O también memorial de la muerte, palabra que indica todo el tiempo que estuvo meditando en su corazón el modo de entregar al Seńor. También puede significar sofocación, porque se estranguló a sí mismo. Es digno de observación el que dos de los Apóstoles del Seńor tuvieran el mismo nombre de Judas; en estos dos Judas están representados todos los cristianos: Judas de Santiago figura a todos aquellos cristianos que continúan constantemente confesando la fe y Judas Iscariote a todos aquellos que abandonan la fe y se vuelven atrás.
Glosa
Se ponen expresamente de dos en dos, como aprobación de la sociedad conyugal.
San Agustín,
de civitate Dei, 18,49
Eligió por Apóstoles a aquellos hombres que eran plebeyos, sin dignidad y sin educación, a fin de que se viera que cuanto de grande fuesen o hicieren, era por el Seńor que está en ellos y obra en ellos. Hubo entre ellos uno malo, que con su mal contribuyó a que se realizase el misterio de la pasión y a que dejara Jesús a su Iglesia un ejemplo de paciencia en los sufrimientos.
San Ambrosio,
in Lucam, 6
No hubo imprudencia en haberle elegido entre sus discípulos, porque la verdad es grande y no pierde su fuerza por la oposición de uno de sus ministros.
Rábano
Quiso ser entregado por uno de sus discípulos, a fin de que llevemos con paciencia, si somos entregados por un amigo, el habernos engańado en la elección y el haber perdido nuestros beneficios.