Pedro entretanto estaba sentado fuera en el atrio, y se llegó a él una criada, diciendo: "tú también estabas con Jesús el Galileo". Mas él lo negó delante de todos, diciendo: "no sé lo que dices". Y saliendo él a la puerta le vio otra criada, y dijo a los que estaban allí: "éste estaba también con Jesús Nazareno". Y negó otra vez con juramento diciendo: "no conozco tal hombre". Y de allí a un poco se acercaron los que estaban allí, y dijeron a Pedro: "seguramente tú también eres de ellos; porque aun tu habla te da a conocer". Entonces comenzó a hacer imprecaciones y a jurar que no conocía a tal hombre. Y cantó luego el gallo. Y Pedro se acordó de la palabra que le había dicho Jesús: "Antes que cante el gallo, me negarás tres veces". Y habiendo salido fuera lloró amargamente. (vv. 69-75)
San Agustín,
de consensu evangelistarum 3,6
Entre las predichas afrentas del Seńor, tuvieron lugar las tres negaciones de Pedro, las cuales no todos los evangelistas refieren en el mismo orden. San Lucas explica primero la tentación de Pedro, y después las afrentas del Seńor; pero San Mateo y San Marcos las cuentan primero y después la tentación de Pedro. Así pues, dice: "Pero Pedro estaba sentado fuera en el atrio".
San Jerónimo
Estaba sentado fuera para ver la salida del preso; y no se acercaba a Jesús, para que los criados no concibieran sospecha alguna.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 85,1
El que cuando sólo vio prender a su maestro de tal modo se enardeció, que desenvainó la espada y cortó la oreja; al oír los ultrajes contra Cristo se convierte en negador y no resiste a las amenazas de una vil criada. Sigue: "Y se acercó a él una criada, diciendo: y tú estabas con Jesús Galileo".
Rábano
¿Por qué primero le descubrió una criada habiendo tantos hombres que pudieron reconocerle; sino para que se viese que también este sexo pecaba en la muerte del Seńor y era redimido por su pasión? Sigue: "Pero él negó delante de todos diciendo: no sé lo que dices". Manifiestamente y delante de todos negó, porque temió descubrirse; y al decir que no le conocía, dio a entender que aun no quería morir por el Salvador.
San León Magno,
sermones 60,4
Según parece fue permitida esta vacilación para que en el príncipe de la Iglesia tuviese principio el remedio de la penitencia, y nadie se atreviera a confiar en su propia fortaleza, cuando ni el mismo San Pedro había podido evadirse del peligro de la inconstancia.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 85,1
No sólo una vez, sino por segunda y tercera negó en breve rato; de aquí sigue: "Saliendo, pues", etc.
San Agustín,
consensu evangelistarum 3,6
Se entiende que luego que salió fuera, habiéndole negado una vez, el gallo cantó primero, que es lo que San Marcos dice.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 85,1
Para manifestar que ni la voz del gallo le contuvo de la negación, ni le recordó su promesa.
San Agustín,
consensu evangelistarum 3,6
No le negó la segunda vez estando fuera delante de la puerta, sino cuando volvía al fuego, pues aun no había salido ni le había visto fuera la otra criada, sino que al salir le vio. Esto es, que al levantarse para salir le conoció, y dijo a los que allí estaban, esto es, a los que se calentaban con él al fuego en el atrio: "Y éste estaba con Jesús Nazareno". Pero él, que había salido, oído esto, regresó, para excusarse negando. O como es más creíble no oyó lo que de él se había dicho al salir, y cuando volvió, le dijeron la criada y aquel otro de quien hace mención San Lucas: "Y tú eres de ellos". O como refiere San Juan: ¿acaso eres tú también de los discípulos de este hombre?
Sigue: "Y volvió a negar con juramento", etc.
San Jerónimo
Sé que algunos, llevados de piadoso afecto hacia el apóstol San Pedro, interpretan este pasaje, diciendo que Pedro negó al hombre, no a Dios; y que el sentido es éste: no conozco al hombre, porque conozco a Dios. El lector prudente comprende cuán frívolo sea esto; porque si éste no negó, mintió el Seńor cuando dijo: "Me negarás tres veces" (
Mt 26,34).
Rábano
Decimos que no sólo niega a Cristo quien dice que no es Cristo, sino que también quien siendo cristiano niega serlo.
San Agustín,
consensu evagelistarum 3,6
Hablemos ya de la tercera negación. Sigue pues: "Poco después se acercaron los que estaban y dijeron a Pedro: verdaderamente tú eres de ellos". Pero San Lucas dijo: "Y pasado un rato como de una hora" (
Lc 22,59). Y como para convencerle, ańaden enseguida: "Pues tu lenguaje te descubre".
San Jerónimo
No porque hablase otra lengua o fuese de otra nación, pues que todos eran hebreos, los que le acusaban y el que se defendía, sino porque cada provincia y región tenía sus dialectos, y no podían disimular el lenguaje de su origen.
Remigio
Observa cuán perjudicial es la conversación con hombres depravados; pues esta misma obligó a Pedro a negar al Seńor a quien antes había confesado ser Hijo de Dios. Sigue pues: "Entonces empezó a maldecir", etc.
Rábano
Advierte que primero dijo: "No sé lo que dices" (
Mt 26,70); después niega con juramento; y finalmente, maldice y jura que no conoce a aquel hombre. Perseverar en el pecado, da incremento a la maldad, y el que desprecia lo pequeńo cae en lo grande.
Remigio
En sentido místico, son designados por la negación antes del primer canto del gallo aquéllos que, conturbados por la muerte del Seńor, no creían antes de su resurrección que El fuese Dios; por la negación después del canto del gallo son designados aquéllos que yerran acerca de la naturaleza del Seńor ya como Dios, ya como hombre. Por la primera criada se designa la avaricia y por la segunda la delectación carnal; por los que allí estaban se entienden los demonios, pues ellos son los que arrastran a los hombres a la negación de Cristo.
Orígenes,
in Matthaeum, 35
Por la primera criada se entiende la sinagoga de los judíos, que frecuentemente obligaron a los fieles a negar a Cristo; por la segunda, la congregación de las naciones perseguidoras de los cristianos; por los terceros que estaban en el atrio, los ministros de diferentes herejías.
San Agustín,
quaestiones evangeliorum 1,45
Tres veces negó Pedro. El error, pues, de los herejes acerca de Cristo, se formula de tres maneras, pues yerran en cuanto a su Divinidad, o en cuanto a su humanidad, o en ambas cosas.
Rábano
Después de la tercera negación se deja oír el canto del gallo y esto es lo que sigue: "Y en seguida el gallo cantó", por lo que se significa al doctor de la Iglesia que increpa a los sońolientos diciendo: despertaos, justos, y no queráis pecar (
1Cor 15,34). Suele con frecuencia la Sagrada Escritura expresar el carácter de una cosa por el tiempo en que acontece; así es que Pedro, que negó a la media noche, se arrepintió al canto del gallo. "Y se acordó Pedro de la palabra que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante, tres veces me negarás".
San Jerónimo
Se lee en el Evangelio de San Lucas, que después de la negación de Pedro y el canto del gallo, el Salvador miró a Pedro, y su mirada excitó en él amargo llanto; pues no podía ser que permaneciera en las tinieblas de la negación el que había sido mirado por la luz del mundo. "Y saliendo fuera, lloró amargamente"; pues sentado en el atrio de Caifás no podía hacer penitencia. Por eso que sale fuera del concilio de los impíos, para lavar con lágrimas amargas las manchas de su cobarde negación.
San León Magno,
sermones 60,4
Felices tus lágrimas, santo Apóstol, que tuvieron la virtud del santo bautismo para borrar la culpa de la negación. Intervino, pues, la diestra de nuestro Seńor Jesucristo, para impedir tu precipicio cuando ya caías; y recobraste la fortaleza de perseverar, en el mismo peligro de caer. Pronto, pues, se rehabilitó Pedro, como quien recibe una nueva fuerza; y en tanto grado, que el que entonces se había asustado de la pasión de Cristo, permaneció después constante sin temer su propio martirio.