"Mas vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis tentaciones: y por esto dispongo yo del reino para vosotros, como mi Padre dispuso de él para mí: para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel". (vv. 28-30)
Teofilacto.
Así como el Seńor había dicho "ay" respecto del traidor, así ahora anuncia grandes beneficios para los demás discípulos, diciendo: "Mas vosotros sois los que habéis permanecido conmigo", etc.
Beda.
El alcanzar el reino de los cielos no es para el que empieza a tener paciencia, sino para el que persevera; porque la perseverancia -que se llama constancia o fortaleza del espíritu-, debe extenderse a todo, y ser como el fundamento de todas las virtudes. El Hijo de Dios, pues, lleva al reino de los cielos a los que permanecen con El en las tentaciones; y como hemos sido identificados con El por la semejanza en la muerte, así también nos deberemos parecer a El en la resurrección. Por lo que sigue: "Por esto dispongo para vosotros", etc.
San Ambrosio.
El reino de Dios no es de este mundo. No debe, pues, compararse el hombre con Dios, sino asemejarse a El. Solamente Jesucristo es verdadera imagen de Dios, por la unidad evidente de gloria que tiene con el Padre. El hombre justo está formado a imagen de Dios, cuando menosprecia las cosas del mundo por asemejarse al Seńor y conocer sus bondades. Entonces es cuando comemos el Cuerpo de Cristo, para poder participar de la vida eterna; por lo cual prosigue: "Para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino". No se nos ofrece la comida y la bebida como premio, sino como comunicación de la gracia y de la vida celestial.
Beda.
La mesa celestial que se ofrece a todos los santos para que gocen, es la gloria del cielo y de la vida, en la que se saciarán todos los que tienen hambre y sed de justicia, (
Mt 5) gozando del deseado gozo del verdadero bien.
Teofilacto.
No dijo esto refiriéndose a las comidas futuras y materiales, ni refiriéndose a un reino material y futuro. Habrá allí un trato puramente angelical, como predijo a los saduceos (
Mt 22 y
Lc 20); pero San Pablo dice (
Rom 14, 17) que no es el reino de Dios la comida y la bebida.
San Cirilo., in Cat. graec. Patr.
Pero explica las cosas espirituales aun por aquello mismo que pasa entre nosotros; porque en efecto los que se sientan a la mesa de los reyes son los que gozan con ellos de cierta preferencia; y según el modo de pensar de los hombres, manifiesta que gozarán ante El de los mayores honores.
Beda.
Esta es la idea invariable del Salvador (
Sal 117): los que gozan en servir a sus prójimos, sean alimentados entonces en la mesa sacratísima del Seńor con los manjares de la vida eterna, y que aquellos que en las tentaciones son juzgados injustamente permanecen con Dios, allí sean constituidos con El en justos jueces contra sus perseguidores. Por ello sigue: "Y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel".
Teófil.
Es decir, condenando a los culpables de las doce tribus de Israel.
San Ambrosio.
No son los doce tronos como asientos donde se descansa de una manera material; sino que así como juzga el Seńor conociendo los secretos del corazón, no preguntando sobre los acontecimientos, sino castigando la iniquidad y premiando la virtud, así los apóstoles son invitados a tomar parte en un juicio espiritual, para que premien la fe y la virtud y castiguen el vicio, reprimiendo el error con firmeza y persiguiendo a los sacrílegos con odio.
Crisóstomo. hom 65,
in Matth
¿Acaso se sentará también allí Judas? Pero considera que la ley ha sido dada por Dios, por medio de Jeremías (18,10): "Si yo te ofrezco lo bueno y tú te haces indigno, te castigaré". Y por ello, dirigiéndose a sus discípulos, no les hizo promesas vanas, sino que ańadió: "Vosotros, que habéis permanecido conmigo en mis tribulaciones".
Beda
Judas fue excluido de la sublimidad de este ofrecimiento; porque se cree que salió del cenáculo antes que Jesús dijera esto. También son exceptuados aquellos que, habiendo oído la predicación de tan sublime misterio, se volvieron (Jn 6. 67).