Y el primer día de la semana fueron muy de mańana al sepulcro, llevando los aromas que habían preparado. Y hallaron revuelta la losa del sepulcro. Y entrando, no hallaron el cuerpo del Seńor Jesús. Y aconteció, que estando consternadas por esto, he aquí dos varones que se pararon junto a ellas con vestiduras resplandecientes. Y como estuviesen medrosas y bajasen el rostro a la tierra, las dijeron: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí: mas ha resucitado; acordaos de lo que os habló, estando aún en Galilea, diciendo: es menester que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado y resucite al tercer día". Entonces se acordaron de las palabras de El. Y salieron del sepulcro, y fueron a contar todo esto a los once y a todos los demás. Y las que refirieron a los Apóstoles estas cosas, eran María Magdalena y Juana, y María, madre de Santiago, y las demás que estaban con ellas. Mas ellos tuvieron por un delirio estas palabras, y no las creyeron. Mas levantándose Pedro, corrió hacia el sepulcro, y bajándose, vio sólo los lienzos que estaban allí echados, y se fue admirando dentro de sí lo que había sucedido. (vv. 1-12)
Beda
Aquellas piadosas mujeres, no sólo en el día de la parasceve, sino una vez concluido el sábado (esto es, cuando se puso el sol) cuando hubo permiso para trabajar, compraron aromas para ungir el cuerpo de Jesús. Así lo dice San Marcos: pero como en seguida se vino la noche, no pudieron ir al sepulcro, por ello dice el evangelista: "Y el primer día de la semana fueron muy de mańana al sepulcro", etc. El primer día del sábado -o sea el primer día que se encuentra después del sábado- es el que le sigue inmediatamente, al que quienes somos cristianos llamamos día de domingo por la resurrección del Seńor. Si vinieron muy de mańana las mujeres al sepulcro, fue porque habían de enseńar a buscarlo y encontrarlo con el fervor de la caridad.
San Ambrosio
De aquí nace una duda para muchos. San Lucas dice que vinieron muy de mańana, y San Mateo que vinieron las mujeres al sepulcro en la tarde del día sábado. Se puede pensar que los evangelistas, al hablar de distintos tiempos, se referían a distintas mujeres y a distintas visiones. Pero cuando se ve escrito(
Mt 28,1) que "en la tarde del sábado, al amanecer el primer día de la semana" el Seńor resucitó, debe entenderse así: que ni era la mańana del domingo -que es la primera después del sábado-, ni se puede admitir que la resurrección se verificó en el sábado, porque ¿cómo se completarían los tres días? Por lo tanto, no resucitó después de tres días, sino al terminar la noche
1. Finalmente el texto griego explica la palabra
tarde: la tarde, dice, es la hora en que concluye el día y toda cosa que se hace tarde, como cuando se dice: tarde se me ha ayudado. Por
tarde también se entiende lo más profundo de la noche, por esto las mujeres tenían la posibilidad de acceder al sepulcro por el sueńo de los guardias. Y para que se vea que era muy de noche, otras mujeres no lo supieron: lo saben las que velan de día y de noche, pero no lo saben las que se retiraron. San Juan dice que una María Magdalena no lo supo; y dado que esta lo sabía no pudo ignorarlo después, por lo tanto, si hubieron varias Marías, quizás hubieron varias Magdalenas, puesto que el segundo nombre sólo se toma del lugar.
San Agustín De conc. evang. lib. 3,
cap. 24
San Mateo quiso dar a entender que ya era de noche cuando habla de la primera parte de la noche, a lo que se llama
tarde. Al final de esta noche es cuando vinieron al sepulcro, pues ya habían preparado los aromas y les era lícito llevarlos porque ya había pasado el sábado.
San Eusebio
El cuerpo del Divino Verbo descansaba muerto, una gran piedra cerraba el sepulcro, como si la muerte le tuviese cautivo. Pero apenas había llegado el tercer día -cuando ya pudo haber convicción de que había muerto realmente- se devolvió la vida. Por esto sigue: "Y encontraron revuelta la losa", etc.
Teofilacto
Un ángel la había movido, como atestigua San Mateo.
Orígenes
La piedra fue quitada después de la resurrección para que las mujeres creyesen que el Seńor había resucitado, cuando viesen que el sepulcro estaba vacío. Por ello sigue: "Y entrando, no hallaron el cuerpo del Seńor Jesús".
San Cirilo
No habiendo encontrado el cuerpo de Jesús porque había resucitado, eran agitadas por diversas ideas. Como amaban tanto al Seńor, y como se hallaban tan apenadas por su desaparición, merecieron la presencia de un ángel. Prosigue: "Y aconteció, que estando consternadas por esto, he aquí dos varones que se pararon junto a ellas, con vestiduras resplandecientes".
San Eusebio
Los indicios de gozo y de alegría se ven brillar por medio de las refulgentes vestiduras de quien anuncia la imponente resurrección del Seńor. Moisés vio un ángel en la llama de fuego, cuando preparaba las plagas de Egipto, pero las mujeres que fueron al sepulcro no los vieron así, sino humildes y contentos, como deben verse en el reino y en la gloria de Dios. Y así como en la pasión se eclipsó el sol, produciendo tristeza y temor a los que habían crucificado al Hijo de Dios, así ahora los ángeles que anuncian su vida y su resurrección, manifestaban su regocijo con sus vestidos, propios de la alegría que anunciaban.
San Ambrosio
Pero ¿cómo es que San Marcos habla de un joven sentado, cubierto de vestidos blancos, y San Mateo también habla solamente de uno solo, mientras que San Juan y San Lucas hacen mención de que se vieron dos ángeles vestidos de blanco?
San Agustín De conc. evang. ut supra
Puesto que San Marcos y San Mateo hablan de que las mujeres vieron un solo ángel, podemos entender que sucedió así cuando entraron en el lugar de la sepultura, es decir, en algún sitio rodeado de un muro que se encontraba delante del sepulcro de piedra. Allí vieron al ángel sentado al lado derecho, como dice San Marcos, y luego dentro del mismo sepulcro, cuando inspeccionaban el lugar en que había estado el cuerpo del Seńor, vieron a otros dos ángeles en pie, como dice San Lucas, quienes les hablaron para animarlas y robustecer su fe. Por lo que sigue: "Y como estuviesen medrosas", etc.
Beda
No se dice que cayeran estas santas mujeres postradas en tierra cuando vieron a los ángeles, sino que inclinaron la cabeza. Tampoco leemos que alguno de los santos que vieron al Seńor o a los ángeles después de la resurrección los adorasen postrados en tierra. Por esto sucede que el sacerdote católico, cuando hace mención de la resurrección gloriosa del Seńor o cuando conmemora en los domingos la esperanza como en todo el tiempo de quincuagésima, no oremos arrodillados, sino con la cabeza inclinada hacia el suelo. No debía buscarse en el sepulcro -que es lugar donde habitan los muertos- Aquel que había resucitado a la vida. Por esto ańade: "Les dijeron", esto es, los ángeles a las mujeres: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? no está aquí: mas ha resucitado". Como había dicho a las mujeres, y antes a sus discípulos varones, celebró el triunfo de su resurrección al tercer día. Por lo que sigue: "Acordaos de lo que os habló: es menester que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, que sea crucificado y resucite al tercer día", etc. Por lo tanto, entregó su espíritu en la hora nona de la Parasceve, fue sepultado en la tarde del mismo día y resucitó al amanecer del primer día después del sábado.
San Atanasio,
lib. De Incanat. Filii Dei
Podía haber resucitado su cuerpo inmediatamente, pero hubiese quedado la duda de si había muerto en realidad, o si la muerte no se habría apoderado de El en absoluto. Y si la resurrección se hubiera dilatado, hubiese quedado oculto el honor de la incorruptibilidad de su cuerpo. Quiso pasar un día en el sepulcro para probar que su cuerpo había muerto verdaderamente y al tercero probó la incorruptibilidad de su cuerpo.
Beda
Estuvo un día y dos noches en el sepulcro porque unió el brillo de su muerte sencilla a las tinieblas de nuestra muerte duplicada.
San Cirilo
Una vez instruidas las mujeres por lo que les habían dicho los ángeles, volvieron a toda prisa a referirlo a los discípulos. Por esto sigue: "Entonces se acordaron de las palabras de El y salieron del sepulcro y fueron a contar todo esto a los once, y a todos los demás". Como la mujer había sido en otro tiempo la causa de la muerte de la humanidad, ahora es la primera elegida para anunciar a todos el gran misterio de la resurrección. Se prefirió el sexo femenino para anunciar el perdón del pecado y la desaparición de la iniquidad.
San Ambrosio
No se permite a las mujeres que enseńen en la Iglesia, pero sí que exhorten a sus maridos en la casa. La mujer es la enviada a los que le son de su casa. Manifiesta quiénes son estas mujeres, diciendo: "Eran estas María Magdalena".
Beda
la hermana de Lázaro, "y Juana" (la mujer de Chus, procurador de Herodes) "y María, madre de Santiago" (esto es, la madre de Santiago el menor y de José). De las demás se habla en general, diciendo: "Y las demás que estaban con ellas", referían a los apóstoles todo esto. Para que la mujer no continuase sufriendo el castigo de su culpa sometida al dominio del hombre, la que le había trasmitido la desgracia, le trasmitió también la gracia.
Teofilacto
Para los mortales el milagro de la resurrección es increíble por naturaleza. Por ello sigue: "Y ellos tuvieron por un desvarío estas palabras y no les creyeron". Esto ocurrió no tanto por su ignorancia como para nuestra no-ignorancia -si así puede decirse-. La resurrección se dio a conocer a aquéllos, por medio de pruebas incontestables, porque dudaban de ella. Pero cuando nosotros leemos todo esto, lo creemos con más firmeza, basados en la duda de aquéllos.
Teófil
Pedro en cuanto oyó esto, dejando la pereza, va al sepulcro como el fuego que apoderado de la materia no se detiene. Por esto sigue: "Mas levantándose Pedro, corrió al sepulcro".
San Eusebio
Unicamente él creyó a las mujeres que decían haber visto a los ángeles y como amaba más que los otros, se encontraba más deseoso de verle, creyendo que le veía por todas partes. Prosigue: "Y bajándose, vio sólo los lienzos que estaban allí dejados".
Teófil
Habiendo ido al sepulcro, consiguió primeramente admirar aquello de lo que él mismo y los otros se habían reído. Prosigue: "Y se fue, admirando entre sí lo que había sucedido", esto es, admirándose dentro de sí de lo ocurrido: cómo habían quedado únicamente las sábanas, cuando el cuerpo había sido ungido con mirra, y cuánta astucia habría tenido quien le hubiere robado, dejando allí las sábanas con que estaba envuelto y llevándose el cuerpo, a pesar de estar rodeado de soldados.
San Agustín De conc. evang. lib. 3,
cap. 15
Se cree que San Lucas puso esto seleccionando acerca de San Pedro. Este corrió al sepulcro a la vez que Juan, en cuanto las mujeres les anunciaron -especialmente María Magdalena- que el cuerpo del Seńor había sido quitado; después se trató de la presencia de los ángeles. San Lucas sólo hace mención de San Pedro, porque él fue el primero a quien María habló. Además debe advertirse que San Pedro no entró sino que únicamente se asomó, y en cuanto vio las sábanas, se marchó admirado. Pero San Juan dice que vio las sábanas en el sepulcro y que él entró después que San Pedro. Debe comprenderse que primero San Pedro vio inclinándose -San Lucas dice lo que San Juan calla- y que después entró, antes que San Juan.
Beda
En sentido místico puede decirse que las mujeres vinieron muy temprano al sepulcro, dándonos un ejemplo, para que vengamos a recibir el cuerpo del Seńor tan pronto como desaparezcan las tinieblas de los pecados. Porque aquel sepulcro es figura del altar del Seńor, en que los misterios del Cuerpo de Cristo deben consagrarse no en seda ni en pańo teńido, sino en hilo puro, imagen de la sábana con la que José lo envolvió; porque el lienzo puro debe consagrarse. Y así como El ofreció a la muerte todo lo que tenía de humano, por testimonio de gratitud debemos ofrecerle sobre su altar, lo más puro de cuanto produce la tierra, lo más inocente y mortificado por medio de la penitencia, así ofreceremos el lino sobre el altar. Los aromas que llevaron las mujeres significan el olor que deben producir nuestras virtudes y la suavidad de nuestra oración, con las que debemos aproximarnos al altar. La separación de la losa representa la resiembra de los misterios que estaban encubiertos con el velo de la letra de la Ley, escrita en piedra. Pero una vez quitada la piedra que cubría el cuerpo del Seńor no se le encuentra muerto sino que se le anuncia vivo, porque aun cuando hemos visto vivir a Jesús en carne mortal, ahora ya no lo vemos. "Si conocimos a Cristo según la carne, mas ahora ya no le conocemos" (
2 Cor 5,16). Como vemos que los ángeles se encuentran rodeando el cuerpo del Seńor en el sepulcro, así debemos creer que también se encuentran tributándole homenaje en la consagración. Por lo tanto nosotros, a imitación de las santas mujeres, cuantas veces nos acerquemos a los Sagrados Misterios, debemos inclinar nuestra frente al suelo por respeto a los ángeles y reverencia a la Santa Ofrenda, recordando que somos tierra y ceniza.
Notas
1.
Cuando afirmamos que "resucitó al tercer día", hay que tener en cuenta que según los judíos el día terminaba al anochecer, en las "vísperas". Entonces empezaba un nuevo día, que duraba hasta el siguiente anochecer. El que el Seńor resucitara
al tercer día se entiende si se cuenta así: el primer día es el viernes, cuando murió; el segundo día es el sábado, cuando descansó en el sepulcro; el tercer día empieza en lo que para los judíos era la víspera del sábado, el atardecer.