Y aconteció un día que estando El en el templo instruyendo al pueblo, y evangelizando, se juntaron los príncipes de los sacerdotes, y los escribas con los ancianos. Y le hablaron de esta manera: "Dinos, ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién es el que te dio esta potestad?" Y Jesús respondió y les dijo: "Yo también os haré una pregunta. Respondedme: ¿El bautismo de Juan era del cielo o de los hombres?" Ellos pensaban dentro de sí diciendo: "Si dijéremos que del cielo, dirá: ¿Pues por qué no creísteis? Y si dijéremos: De los hombres, nos apedreará todo el pueblo: pues tiene por cierto que Juan era profeta". Y respondieron que no sabían de dónde era. Y les dijo Jesús: "Pues ni yo os digo con qué potestad hago estas cosas". (vv. 1-8)
San Agustín,
De cons. Evang. 2,69
Habiendo referido San Lucas cómo fueron arrojados del templo los que compraban y vendían, no menciona que el Seńor fue a Betania y volvió a la ciudad, como también lo que ocurrió respecto de la higuera, y lo que respondió acerca del poder de la fe a sus asombrados discípulos. Habiendo callado esto, y puesto que no sigue el orden de los días, prosigue como San Marcos, diciendo: "Y aconteció un día", etc. En cuanto a lo que dice que sucedió un día, este día debe entenderse aquél en que San Mateo y San Marcos refieren lo que sucedió.
San Eusebio
Debiendo admirarse los jefes de los sacerdotes y fariseos porque enseńaba doctrinas celestiales, y debiendo conocer también, por lo que Jesús decía y hacía, que El era el Cristo a quien habían vaticinado los profetas, tratando de hacer estallar un tumulto en el pueblo, ponían obstáculos a Cristo. Sigue, pues: "Y le hablaron de este modo: ¿Dinos, con qué autoridad haces estas cosas, o quién es?", etc.
San Cirilo
Como si dijeran: Según la ley de Moisés, únicamente estaba confiada la facultad de enseńar a los que procedían de la descendencia de Leví, y esto sólo podía hacerse en los atrios del templo; pero tú, descendiente de Judá, nos usurpas las facultades que nos han sido confiadas. Pero, Ħoh fariseo! si conocieses las Escrituras, comprenderías que éste es un sacerdote, según el orden de Melquisedec, que ofrece a Dios a los que creen en El por un culto que excede a la ley. ¿Por qué te inquietas, siendo así que ha arrojado de los atrios del templo lo que estaba destinado como víctimas por la ley, llamando a la verdadera justificación por la fe?
Beda
Y cuando dicen: "¿Con qué autoridad haces estas cosas?" dudan del poder de Dios y quieren dar a entender que lo que hace lo ejecuta en virtud del poder de Satanás. Ańaden además: "¿O quién es el que te dio este poder?" Negando terminantemente que sea hijo de Dios aquel que creen que no hace estas cosas por su propia virtud, sino en virtud de un poder extrańo. El Seńor podía muy bien refutar semejante calumnia con una respuesta terminante; pero pregunta con prudencia, para que ellos mismos se condenen con su silencio o con sus propias palabras. Prosigue: "Y Jesús respondió y les dijo", etc.
Teofiactus
Para dar a conocer que ellos siempre habían sido rebeldes al Espíritu Santo, y que no habían querido creer ni en Isaías, de quien no hacían ya memoria, ni en el Bautista, que hacía poco habían visto; por esto les presenta a su vez esta cuestión; manifestándoles que si no habían querido creer en el testimonio que les había dado de El San Juan, que era el mayor profeta que ellos habían conocido, ¿qué crédito podrían darle cuando les dijese la autoridad con que hacía estos prodigios?
San Eusebio
Pregunta acerca de San Juan Bautista, no de dónde era oriundo, sino de dónde había recibido el mandato del bautismo.
San Cirilo
Pero ellos no se avergonzaron de cejar ante la verdad; Dios, pues, había enviado a San Juan como la voz que clama: "Preparad los caminos del Seńor". Temieron, por tanto, decir la verdad para que no se les contestase: "¿Por qué no le creísteis?" Y evitan vituperar al precursor, no por temor de Dios, sino del pueblo. Por esto sigue: "Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Si dijéramos que del cielo, dirá: ¿Por qué no habéis creído en él?"
Beda
Como diciendo: Aquel a quien confesáis que fue un profeta bajado del cielo, fue el que dio testimonio de mí; y de él habéis oído con qué poder hago yo estas cosas. Prosigue: "Y si dijéremos: de los hombres, nos apedreará todo el pueblo; porque estaban seguros de que el Bautista era un profeta". Vieron, pues, que de cualquier modo que respondiesen caerían en un lazo; temían ser apedreados, y más aún confesar la verdad. Prosigue: "Y respondieron que no sabían de dónde era". Como no quieren confesar lo que saben, son repelidos, de modo que el Seńor no les dijo lo que sabía. Por esto sigue: "Jesús les contestó: Pues ni yo os digo con qué potestad hago estas cosas". Por dos causas debe ocultarse el conocimiento de la verdad a los que la inquieren, a saber, cuando el que la inquiere es incapaz de comprenderla, o cuando por odio o menosprecio de ella se hace indigno de que se le explique.