Y volviéndose hacia sus discípulos, dijo: "Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis. Porque os digo, que muchos Profetas y Reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron: y oír lo que oís, y no lo oyeron". (vv. 23-24)
Teofilato
Como antes había dicho: "Nadie conoce lo que es el Padre, sino sólo el Hijo, y aquél a quien el Hijo quiere revelarlo", llama ahora bienaventurados a sus discípulos, a quienes el Padre se da a conocer por su mediación. Por lo que dice: "Y volviéndose a sus discípulos, dijo: Bienaventurados los ojos", etc.
San Cirilo
Se vuelve hacia ellos, porque rechazando a los judíos, sordos, que llevaban la ceguera en la inteligencia y no querían ver, se daba todo entero a los que le amaban. Y llama bienaventurados los ojos que ven lo que ellos veían antes que otros. Debe advertirse que ver no representa exclusivamente la acción de los ojos, sino también la recreación de la inteligencia en los beneficios recibidos; como cuando decimos: Este ha visto los buenos tiempos, esto es, se ha alegrado en los bienes de esta vida, según las palabras (
Sal 127,5): "Veas los bienes de Jerusalén". Muchos de los judíos vieron al Seńor (con los ojos del cuerpo) hacer milagros y, sin embargo, no a todos convino la beatificación porque no todos creyeron ni vieron su gloria con los ojos del alma. Son, pues, beatificados nuestros ojos en que vemos, por medio de la fe, al divino Verbo hecho hombre por nosotros, imprimiéndonos la hermosura de su divinidad, para hacernos conformes a El por medio de la santificación y de la justicia.
Teofilato
Beatifica simplemente a todos los que ven con los ojos de la fe, porque los antiguos profetas y los reyes desearon ver y oír a Dios. Por lo que sigue: "Porque muchos Profetas y Reyes", etc.
Beda,
cap. 43 in fine
San Mateo llama más claramente a los profetas, reyes justos (
Mt 13). Son, en efecto, grandes reyes, porque no cedieron a los movimientos de las pasiones, sino que reinaron sobre ellas.
Crisóstomo,
ex homiliis in Joanes
De aquí deducen algunos que los profetas no tuvieron noticia de Cristo. Pero sí desearon ver lo que los apóstoles vieron; conocieron que vendría a los hombres y les dispensaría las gracias que les dispensó. Ninguno desea lo que no conoce; luego habían conocido al Hijo de Dios. Por lo que no dice simplemente: "Quisieron verme", sino "lo que vosotros veis"; ni "oírme", sino "lo que vosotros oís". Lo habían visto, en efecto, aunque no ya encarnado, ni tratando con los hombres, ni hablándoles con tanta majestad.
Beda
Ellos, viéndolo a lo lejos, lo vieron en espejo y en enigma; los apóstoles, teniendo presente al Seńor y aprendiendo de El cuanto querían, no necesitaban ser instruidos por los ángeles ni por revelaciones de otras especies.
Orígenes
Y ¿por qué dice que muchos profetas, y no todos, desearon? Porque se dice de Abraham (
Jn 8) que vio el día de Cristo, y se alegró. Esta visión no todos tuvieron, sino pocos. Los otros profetas y justos no fueron tan grandes que alcanzasen la visión de Abraham y la ciencia de los apóstoles; dice que éstos no vieron, sino que desearon.