Y uno de los que estaban con Jesús, alargando la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del Pontífice, le cortó la oreja. Entonces le dijo Jesús: "Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que tomaren espada, a espada morirán. ¿Por ventura piensas que no puedo rogar a mi Padre, y me dará ahora mismo más de doce legiones de ángeles? ¿Pues cómo se cumplirán las Escrituras de que así conviene que se haga?" (vv. 51-54)
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 84,1
Según refiere San Lucas, el Seńor había dicho a sus discípulos en la cena: "El que tiene saco, tome también la alforja; y el que no, venda su túnica y compre espada" (
Lc 22,36) y los discípulos respondieron: "He aquí dos espadas" (
Lc 22,38). Era conveniente que allí hubiera espadas, porque habían de comer el cordero pascual. Oyendo que habían de venir los perseguidores para prender a Cristo, al salir de la cena, se armaron de espadas como si hubieran de pelear en su defensa contra sus enemigos. He aquí que uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, esgrimió su espada.
San Jerónimo
Se lee en el Evangelio de San Juan, que esto lo hizo Pedro con el denuedo que hizo las demás cosas. Y sigue: "E hiriendo al criado del príncipe de los sacerdotes, le cortó la oreja" (
Jn 18,10). Este criado, llamado Malco, a quien le fue cortada la oreja derecha, y cuyo nombre diré de paso que significa rey caído del pueblo judío, vino a ser el esclavo de la impiedad y de la avaricia de los sacerdotes. Y perdió la oreja derecha, quedándole sólo la izquierda para que oyese las vanas palabras de la ley.
Orígenes,
in Matthaeum, 35
Porque aunque parezca que oyen la Ley, con el oído izquierdo, no oyen más que la sombra de la tradición de la ley, pero no la verdad. El pueblo de los gentiles, que creyeron está significado por Pedro; y por lo mismo que creyeron en Cristo, fueron causa de que les fuese quitada a los judíos la recta interpretación de la Ley.
Rábano
O bien, Pedro no privó a los creyentes de la inteligencia de la verdad, pero como ejecutor de la justicia de Dios, privó de ella a los negligentes, mientras que a aquéllos que creyeron, les fue restituida como antes, por la divina misericordia.
San Hilario,
homiliae in Matthaeum, hom. 32
O de otro modo, le es cortada la oreja al criado del príncipe de los sacerdotes, esto es, al pueblo desobediente que servía a éstos, se le priva de oír y entender la verdad, que era como cortarle la oreja.
San León Magno,
in sermone. 1 de Passione
El Seńor no permite que pase adelante el piadoso celo del Apóstol. Y por eso sigue: "entonces Jesús le dice: envaina tu espada". El no permitir que fuera prendido el que había venido para morir por todos, era contra el misterio de nuestra redención. Da, pues, a sus enemigos licencia para ensańarse, a fin de que no se postergue por más tiempo el glorioso triunfo de la cruz, prolongando el reinado del demonio, y la humana cautividad.
Rábano
Convenía también que el autor de la gracia diese a los fieles ejemplo de su paciencia, enseńándoles más bien a sufrir con fortaleza, que excitándolos a pelear.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 84,1
Para persuadir más fácilmente a su discípulo, ańade la conminación diciendo: "todos los que tomaren la espada, a espada perecerán".
San Agustín,
Contra Faustum 22,70
Esto es, todo el que usare de espada. Usa de espada todo aquél, que sin autoridad superior, ni legítima potestad, manda o consiente que se derrame sangre. Pues aunque el Seńor había mandado a sus discípulos que se armaran, no les había mandado que hirieran. ¿Qué tenía, pues, de indigno el que Pedro, después de este hecho, fuese constituido pastor de la Iglesia, como Moisés, después de haber muerto al egipcio, fue hecho príncipe de la Sinagoga, si ambos pecaron, no por detestable inhumanidad, sino por celo y odio a la injusticia; el uno, por amor de su hermano, y el otro, aunque carnal, por el amor de su Seńor?
San Hilario
Pero no todos los que usan de espada suelen morir a espada; pues son víctimas de calenturas o de otro accidente, muchos que por ser jueces y por la necesidad de resistir a los ladrones han usado de ella. Y si, según la misma sentencia, todo el que usa de espada, por ella debe ser muerto, con razón se blandía para matar a aquéllos que se valían de ella para cometer un crimen.
San Jerónimo
¿Con qué espada, pues, será muerto aquél que se arma con ella? Con aquélla de fuego que brilla delante del paraíso, y con aquella espada espiritual, que se describe en la armadura divina.
San Hilario,
in Matthaeum, 23
El Seńor mandó envainar la espada, porque El era quien les había de matar, no con espada material, sino con la de su palabra.
Remigio
O de otro modo. El que usa de espada para matar a un hombre, él mismo es antes víctima de su malicia.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 84,1
No sólo contuvo a los discípulos, amenazándolos con la pena, sino también manifestando que se entregaba voluntariamente. Y por esto dijo: "¿Crees, por ventura, que no puedo yo acudir a mi Padre y me enviará más de doce legiones de ángeles?" Como había dejado ver las muchas flaquezas de su humanidad, no le pareció que le creerían si dijera que podía perderles. Y por eso dice: "¿Por ventura crees que no puedo pedir auxilio?"
San Jerónimo
Como si dijera; no necesito el auxilio de los doce apóstoles, aunque todos me defendieran porque puedo tener doce legiones del ejército angélico. Una legión se componía antiguamente de seis mil hombres, de modo que doce legiones formaban setenta y dos mil ángeles, que es el número de lenguas en que están divididas las naciones.
Orígenes,
in Matthaeum, 35
En esto demostraba que a la manera de las legiones de la milicia humana, son las de los ángeles de la milicia celeste, que pelean contra las legiones de los demonios, pues toda milicia se entiende formada contra enemigos. No decía esto como quien necesita el auxilio de los ángeles, sino según lo entendía Pedro, queriendo prestarle auxilio, pues más necesidad tienen los ángeles del auxilio del Hijo unigénito de Dios, que El mismo de ellos.
Remigio
Podemos entender también por ángeles, los ejércitos romanos, pues con Tito y Vespasiano se levantaron contra Judea todas las lenguas, y se cumplió la profecía de que pelearía por El toda la tierra contra los insensatos (
Sb 5,21).
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 84,1
No sólo calma con esto el temor de los discípulos, sino que también hace patente la Escritura, diciendo: "¿Cómo, pues, se cumplirán las Escrituras, de que así conviene que se haga?"
San Jerónimo
Esta sentencia prueba la voluntad pronta a padecer, lo cual inútilmente hubieran anunciado los profetas, si el Seńor no lo hubiera confirmado con su pasión.