"Mirad que no tengáis en poco a uno de estos pequeńitos; porque os digo, que sus ángeles en los cielos siempre ven la cara de mi Padre: que está en los cielos. Porque el Hijo del Hombre vino a salvar lo que había perecido. ¿Qué os parece? Si tuviere alguno cien ovejas, y se descarriare una de ellas, ¿por ventura no deja las noventa y nueve en los montes, y va a buscar aquella que se extravió? Y si aconteciere hallarla, dígoos en verdad que se goza más con ella que con las noventa y nueve que no se extraviaron. Así no es la voluntad de vuestro Padre, que está en los cielos, que perezca uno de estos pequeńitos". (vv. 10-14)
San Jerónimo
Dijo el Seńor arriba, que debían ser amputados el pie, la mano, el ojo, todo parentesco y toda costumbre que pudiera dar lugar al escándalo; ahora suaviza la dureza de esta máxima diciendo: "Mirad que no tengáis en poco a uno de estos pequeńitos". Que equivale a decir: No los despreciéis, sino procurad, en cuanto os sea posible, su salvación después de la vuestra; pero si los viereis que continúan en el pecado, mejor es que os salvéis vosotros que el que perezcáis con la multitud.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 59,4
O también se gana mucho con huir de los malos y con honrar a los buenos. Nos enseńó el Seńor arriba, que cortemos nuestras amistades con los que escandalizan y aquí nos enseńa a rendir culto y a tener celo por los santos.
Glosa
O de otro modo, guardaos de despreciar a ninguno de estos pequeńitos. Porque el mal que resulta de los hermanos, que han sido escandalizados, es muy grande.
Orígenes, homilia 5 in Matthaeum
Son pequeńitos aquellos que hace poco tiempo que han nacido en Cristo, o aquellos, que no pudiendo avanzar, están como si acabaran de nacer. No tuvo el Seńor necesidad de mandar que no se despreciase a los fieles más perfectos, sino a los pequeńitos, como ya lo había mandado antes: "Si alguno escandalizare a alguno de estos pequeńitos" ( Mt 18,6), etc. Además, bajo la palabra pequeńitos quizá quisiera comprender aquí también a los perfectos, según el modo que tuvo de expresarse en otro lugar ( Lc 9,48): "El que fuere más pequeńo entre vosotros, éste será el mayor", etc.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 59,4
O también, porque los que son perfectos, son mirados por muchos como pequeńitos, es decir, pobres y despreciables.
Orígenes, homilia 5 in Matthaeum
Sin embargo, no se armoniza bien esta interpretación con la frase: "Si alguno escandalizare a uno de estos pequeńitos" ( Mt 18,6), etc. Porque el hombre perfecto ni se escandaliza, ni perece; los que admiten esta interpretación dicen que es mudable el alma del justo y que alguna vez se escandaliza aunque no con facilidad.
Glosa
No se les debe despreciar; son tan queridos de Dios, que les ha enviado sus ángeles para que los guarden. Por eso sigue: "En verdad os digo que", etc.
Orígenes, homilia 5 in Matthaeum
Afirman algunos que Dios da a los hombres un ángel custodio. Porque han venido a ser por el agua regeneradora nińos en Cristo; ańadiendo, que no es posible que un ángel santo mire a los incrédulos y a los que yerran y que mientras permanece el hombre en la incredulidad y en el pecado, está bajo la potestad de los ángeles de Satanás. Otros creen que desde el momento en que nace uno recibe su ángel custodio.
San Jerónimo
Grande dignidad es ésta del alma humana, de tener desde que nace un ángel destinado para que la guarde.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 59,4
No habla aquí el Seńor de los ángeles indistintamente, sino de los ángeles más elevados. Porque al decir: "Ven siempre la cara de mi Padre", nos significa que su presencia es muy libre y el honor de que gozan delante de Dios es muy grande.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 34,12
Se cuenta que el anciano y venerable Padre Dionisio Areopagita decía (y lo dice realmente), que entre los ángeles, que son de un rango inferior, hay algunos que son enviados para desempeńar alguna misión visible o invisible, mientras los que son de escala superior no son empleados para ninguna comisión exterior.
San Gregorio Magno, Moralia, 2,3
Y los ángeles ven siempre el rostro del Padre y, sin embargo, vienen a nosotros. Porque vienen hacia nosotros con la presencia espiritual y no obstante permanecen en el lugar de donde salieron por la contemplación interior y no salen fuera de la visión divina, de tal manera que queden privados de los gozos de la contemplación interior.
San Hilario, in Matthaeum, 18
Los ángeles ofrecen diariamente a Dios las oraciones de los que se han de salvar por Cristo. Por consiguiente, es muy peligroso despreciar a Aquel cuyos deseos y peticiones llegan por servicio y ministerio de los ángeles a Dios eterno e invisible.
San Agustín, de civitate Dei, 22,29
O también son llamados ángeles nuestros los que son ángeles de Dios. Son ángeles de Dios porque no se separan de El y nuestros porque han comenzado a tenernos por conciudadanos suyos; consiguientemente, así como ellos ven a Dios, también nosotros le veremos cara a cara. San Juan dice de esta visión ( 1Jn 3,2): "Le veremos como El es". Por rostro de Dios debe entenderse su manifestación y no la parte del cuerpo a que nosotros damos ese nombre.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 59,4
Otra nueva razón nos da el Seńor para que no despreciemos a los pequeńitos, cuando dice: "Porque el Hijo del hombre vino", etc.
Remigio
Lo que equivale a decir: No despreciéis a los pequeńitos, porque yo me he dignado hacerme hombre por los hombres. En las palabras: "lo que había perecido" se sobreentiende el género humano. Todos los elementos guardan su orden, pero el hombre erró, porque perdió el suyo.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 59,4
Ańade el Seńor a lo que acaba de decir una parábola para demostrar la voluntad que tiene su Padre de salvar a todos los hombres, cuando dice: "¿Qué os parece? Si tuviere alguno cien ovejas", etc.
San Gregorio, homiliae in Evangelia, 34,3
Esto dice relación al Creador de los hombres. El número cien es número perfecto y El tuvo cien ovejas, cuando creó la naturaleza humana y la naturaleza angélica.
San Hilario, in Matthaeum, 18
Por la palabra una sola oveja se entiende un solo hombre y por hombre todo el género humano y todo el género humano se perdió en el error de un solo Adán. De ahí que el que busca al hombre es Cristo y las noventa y nueve ovejas que deja, son la multitud de todos aquellos que se regocijan en el cielo.
San Gregorio, homiliae in Evangelia, 34,3
Y dice el evangelista, que las dejó en los montes, para significar las alturas. Porque las ovejas que no habían perecido estaban en los lugares más elevados.
Beda
Encontró el Seńor a la oveja, cuando restauró al hombre y hubo en el cielo mayor alegría por la oveja encontrada, que por las otras noventa y nueve. Porque hay más motivos para alabar a Dios por la restauración de los hombres, que por la creación de los ángeles. Creó Dios admirablemente a los ángeles; pero más admirablemente restauró al hombre.
Rábano
Observad que al número nueve le falta una unidad para formar el número diez y al número noventa y nueve para formar el ciento. De donde resulta, que los números a quienes para ser perfectos les falta una unidad, pueden variar por la sustracción, o por la adición; pero la unidad permaneciendo en sí misma sin variación, cuando se agrega a otros números los perfecciona. De esta manera para perfeccionar en el cielo el número completo de ovejas, es buscado en la tierra el hombre que se ha perdido.
San Jerónimo
Opinan otros que el número noventa y nueve se refiere a los justos y la pequeńa oveja a los pecadores, según lo que ya se ha dicho en otro lugar: "No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores" ( Mt 9,13).
San Gregorio, homiliae in Evangelia, 34,3
Debemos considerar por qué confiesa el Seńor, que se alegra más por la conversión de los pecadores, que por la estabilidad de los justos. Es porque los que tienen seguridad de no haber cometido pecados graves, están perezosos muchas veces para cumplir los deberes más elevados, mientras que, por el contrario, a los que tienen conciencia de haber obrado mal, el sentimiento de su dolor los inflama más en el amor divino y como ven que han andado errantes lejos de Dios, recompensan con las ganancias posteriores las pérdidas anteriores; de esta manera el general prefiere al soldado, que después de huir, vuelve al enemigo y le acomete con valor, a aquel que no ha vuelto jamás la espalda, pero que jamás ha acometido ni ha hecho cosa alguna con valor. Pero también hay algunos justos que causan tanta alegría, que bajo ningún concepto se les puede posponer a ningún penitente; éstos, aunque no les arguya su conciencia de falta alguna, sin embargo, desprecian hasta lo que les es permitido y son humildes en todas las ocasiones. ¿Cuán grande alegría, pues, no proporciona el justo cuando llora en la humillación, siendo tan grande la que causa el pecador cuando condena el mal que ha hecho?
Beda
También las noventa y nueve ovejas que dejó en el monte significan los soberbios, a quienes, para llegar a la perfección (marcada por el número cien), les falta el número uno. Cuando El ha encontrado al pecador, se alegra, es decir, hace que se alegren los suyos, más por ese pecador que por los justos falsos.
San Jerónimo
Las palabras que siguen: "Así no es la voluntad de vuestro Padre, que perezca uno solo", etcétera, se refieren a lo que queda dicho más arriba: "Mirad, no tengáis en poco a uno de estos pequeńitos" ( Mt 18,10) y de esta manera nos enseńa, que la parábola propuesta ha sido dicha para que no sean despreciados los pequeńitos. En las palabras: "No es voluntad de vuestro Padre", manifiesta el Seńor que siempre que pereciere alguno de estos pequeńitos, no perece por voluntad del Padre.