Entonces empezó a echar en cara a las ciudades, en que El había hecho tantos milagros, por qué no habían hecho penitencia. "Ay de ti, Corazín, ay de ti, Betsaida, porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se hicieron en vosotras, ya hubieran hecho penitencia con el cilicio y la ceniza! En verdad os digo, que habrá más indulgencia en el día del juicio para Tiro y Sidón, que para vosotras. ¿Y tú, Cafarnaúm, serás exaltada por ventura hasta el cielo? Bajarás hasta el infierno; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, quizá hubiera existido hasta este día. Pero os digo que, en el día del juicio, habrá más indulgencia para Sodoma que para ti". (vv. 20-24)
Glosa
Hasta aquí había El reprendido indistintamente a todos los judíos. Pero ahora lo hace con ciertas ciudades que no querían convertirse, no obstante haber predicado en ellas de manera particular. Por eso dice: "Entonces empezó El a echar en cara a las ciudades, en que, etc".
San Jerónimo
La invectiva a las ciudades de Corozaín, Bethsaida y Cafarnaúm, se pone al principio de esta parte, porque después de haber sido evangelizadas de una manera especial, no quisieron hacer penitencia. Por eso dice: "ĦAy de ti, Corozaín, ay de ti, Bethsaida!"
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 37,4
Pone el nombre, esto es, Bethsaida, patria de muchos Apóstoles, a fin de que no se creyera que en esa ciudad eran todos malos por naturaleza: de Bethsaida eran Felipe, Pedro y Andrés, Santiago y Juan.
San Jerónimo
Por la palabra "Ay" nos manifiesta lo lloradas que fueron por el Salvador estas ciudades, que después de ver tantos prodigios y virtudes no hicieron penitencia.
Rábano
Corozaín, que quiere decir mi misterio y Bethsaida casa de los frutos, o casa de los cazadores, son ciudades de Galilea, situadas en las costas del mar de Galilea. Llora, el Seńor estas ciudades, que en otro tiempo poseyeron el misterio de Dios, debiendo dar frutos de virtud y a las que el Seńor había mandado a sus apóstoles.
San Jerónimo
Y son preferidas a ellas Tiro y Sidón, ciudades entregadas a la idolatría y a los vicios. Por eso sigue: "Porque si en Tiro y Sidón se hubiesen hecho los prodigios que se hicieron en vosotras, ya hubiesen hecho penitencia con el cilicio y con la ceniza".
San Gregorio Magno, Moralia, 35
Por el cilicio se significa la austeridad y el dolor de los y pecadores y por la ceniza, el polvo de los muertos. Por la penitencia suelen unirse estas dos cosas, a fin de que conozcamos por la austeridad del cilicio lo que hicimos por el pecado y examinemos por el escudo de la ceniza lo que venimos a ser mediante el juicio.
Rábano
Tiro y Sidón, son ciudades de la Fenicia: el nombre de Tiro se interpreta como angostura y el de Sidón como cacería. Ellas significan las naciones que el diablo cazador ha apresado en la trampa de los pecados, pero que el Salvador Jesús absolvió por el Evangelio.
San Jerónimo
Preguntamos ahora: ¿dónde está escrito que Jesús hizo prodigios en Corozaín y en Bethsaida? Leemos arriba: "El Seńor recorría todas las ciudades y aldeas, curando toda enfermedad" ( Mt 9,35). Es consecuente, pues, que entre las demás ciudades y aldeas el Seńor también hiciese prodigios en Corozaín y en Bethsaida.
San Agustín, de dono perseverantiae, 9
No es verdad que la razón por la que no se predicó el Evangelio en aquellos lugares era que el Seńor preveía que no iban a querer creer en los muertos que El había resucitado. Ved aquí que el Seńor asegura que Tiro y Sidón hubieran hecho una grande y humilde penitencia, si en ellas se hubieran hecho los milagros de su poder divino. Por consiguiente, si también los muertos son juzgados según las obras que deberían haber practicado si vivieran, indudablemente ellos hubieran sido fieles si se les hubiera predicado el Evangelio con tan grandes milagros. De ello pareciese seguirse que no deberían ser castigados, sin embargo en el día del juicio sí serán castigados. Pues, sigue: "Pero os digo que habrá más indulgencia para Tiro y Sidón, etc". Luego aquellos serán castigados con mayor severidad y éstos con más benignidad.
San Jerónimo
Es porque los de Tiro y Sidón quebrantaron la ley natural solamente y las demás ciudades la ley natural y la escrita y despreciaron además los milagros que se hicieron en ellas.
Rábano
Vemos hoy cumplidas las palabras del Seńor, porque Corozaín y Bethsaida no quisieron creer estando el Seńor presente y Tiro y Sidón creyeron después al Evangelio que predicaron los discípulos.
Remigio
Cafarnaúm era una ciudad importante de Galilea y muy célebre en aquella provincia. Por eso la menciona el Seńor de manera especial, diciendo: "Y tú, Cafarnaúm, ¿por ventura serás exaltada hasta el cielo? Bajarás hasta el infierno".
San Jerónimo
En el otro ejemplo encontramos: "Y tú, Cafarnaúm, que fuiste exaltada hasta el cielo, descenderás hasta el infierno". Este pasaje tiene dos interpretaciones. O bien bajarás hasta el infierno, porque te resististe con el mayor orgullo a mi predicación; o bien, porque habiendo sido exaltada hasta el cielo por el tiempo que yo he estado hospedado en medio de vosotros, haciendo los milagros y maravillas que habéis presenciado, después de este gran privilegio que habéis tenido, seréis condenados a mayores suplicios, porque no quisisteis creer estas manifestaciones.
Remigio
En comparación, no sólo los pecados de Tiro y Sidón, sino los mismos de Sodoma y Gomorra fueron leves y por eso sigue: "Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se hicieron en ti, quizás existiera todavía.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 37,4
Aumenta en esta palabra su acusación, porque el presentarlos como peores, no sólo que los actuales, sino que aquellos que jamás habían sido malos, es una prueba muy grave de su malicia.
San Jerónimo
Jerusalén, de quien dice por Ezequiel: "Sodoma fue justificada por ti" ( Ez 16,48), se encuentra bajo el peso de la condenación lanzada contra Cafarnaúm, palabra que significa villa muy hermosa.
Remigio
El Seńor, que conoce todas las cosas, pone la palabra dubitativa "quizás", para demostrar que se ha concedido al hombre la libertad. Continúa diciendo: "Pero os digo en verdad, que en el día del juicio habrá más indulgencia con Sodoma que contigo". Es preciso comprender, que no advierte el Seńor al casco de la ciudad, o al campo, o a los edificios, o a las paredes de las casas, sino a los seres humanos que habitan en ellas. Hay en este pasaje una especie de metonimia, por la que se toma el continente por el contenido. Y cuando dice: "habrá más indulgencia en el día del juicio", nos da a entender de una manera bien clara que en el infierno hay diversas clases de tormentos, así como en el reino de los cielos hay diferentes moradas.
San Jerónimo
Cualquier lector curioso podrá preguntar si Tiro y Sidón y Sodoma pudieron hacer penitencia a la vista de la predicación del Salvador y de sus milagros, no hay en ellos culpa en no haber creído, sino que la culpa recae sobre aquellos que no les quisieron predicar en el momento en que estaban dispuestos para hacer penitencia. La respuesta es fácil y consiste en que nosotros ignoramos los misterios de las disposiciones de la Providencia. Tenía el Seńor el propósito de no salir de los límites de Judea, a fin de no dar a los fariseos y a los sacerdotes pretexto alguno plausible para la persecución. Por eso manda a los Apóstoles "que no vayan por los caminos de los gentiles" ( Mt 10,5). Y Corozaín y Bethsaida son condenadas porque no quisieron creer, estando presente el Seńor y Tiro y Sidón son justificadas porque en su momento creyeron a los discípulos del Seńor. No me preguntéis por el momento, si veis que todos los que creyeron alcanzaron la salvación.
Remigio
Este pasaje se puede interpretar también de esta otra manera: quizás había muchos en Corozaín y en Bethsaida, que indudablemente hubieran creído y en Tiro y Sidón muchos que no hubieran creído y por lo tanto no eran dignos del Evangelio. Luego el Seńor predicó a los habitantes de Corozaín y de Bethsaida, para que los que habían de creer creyeran y no quiso predicar a los habitantes de Tiro y Sidón, para evitar que fueran más severamente castigados aquellos que no habían de creer y habían de ser peores por el desprecio que harían del Evangelio.
San Agustín, de dono perseverantiae, 10
Cierto comentador católico, no despreciable, expone este pasaje del Evangelio, diciendo que el Seńor sabía de antemano que los de Tiro y Sidón se separarían de la fe, después de haber creído por los milagros hechos en presencia de ellos; pero movido el Seńor de misericordia no quiso hacer en esas ciudades milagros porque hubieran quedado sujetas a mayores castigos si hubiesen abandonado la fe que recibieron, que si jamás la hubieran recibido ( Jn 12,37-40). O de otro modo: El Seńor previó con certeza los beneficios por los que El se digna salvarnos.
San Agustín, de consensu evangelistorum, 2, 32
San Lucas ( Lc 10), refiere lo mismo que aquí se dice, uniendo sus palabras al discurso del Seńor, resultando así que en esto no parece que hizo otra cosa que ordenar las palabras del Seńor. San Mateo, por su parte, conservó el orden, según recordaba los hechos o bien según la mejor manera de expresarlos. "Entonces, dice, empezó el Seńor a echar en cara a las ciudades". La palabra entonces expresa el momento preciso en que el Seńor lo pronunció y no un espacio de tiempo más largo, tiempo en que se podría haber colocado otros muchos hechos y palabras del Seńor. El que admita esto último debe reconocer que las palabras del Seńor fueron pronunciadas dos veces, puesto que en un solo Evangelio se encuentran repetidas en dos circunstancias diferentes dichas palabras del Seńor, como sucede, por ejemplo, cuando recomienda a sus discípulos que no lleven alforja para el camino ( Lc 9 y 10). ¿Qué tiene, pues, de particular, que una palabra que ha sido repetida dos veces por el Seńor, sea referida por dos evangelistas en un orden diferente? Este orden diferente aparece siempre que se cuentan las cosas, unas veces atendiendo a ciertas circunstancias y otras a otras.