Y cuando le llevaron, tomaron un hombre de Cirene, llamado Simón, que venía de una granja, y le cargaron la cruz, para que la llevase en pos del Salvador. Y le seguía una grande multitud de pueblo y de mujeres, las que le plańían y lloraban: mas Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: "Hijas de Jerusalén, no lloréis sobre mí: antes llorad sobre vosotras mismas y sobre vuestros hijos. Porque vendrán días, en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no dieron de mamar. Entonces empezarán a decir a los montes: caed sobre nosotros; y a los collados, cubridnos; porque si en el árbol verde hacen esto, ¿en el seco qué se harán?" Y llevaban con El también otros dos, que eran malhechores, para hacerles morir. (vv. 26-32)
Glosa
Luego de decidir la muerte del Salvador, es conducido hacia su crucifixión. Entonces se dice: "Y cuando lo llevaron, tomaron un hombre de Cirene, llamado Simón, que venía de una granja, y le cargaron con la cruz, para que la llevase en pos del Salvador".
San Agustín De conc. evang. lib. 3, cap. 10
San Juan cuenta que Jesús llevaba su cruz sobre sí, de donde se entiende que era El mismo quien llevaba su cruz, cuando era conducido a aquel lugar que llaman Gólgota. A Simón se le encontró en el camino, donde se le hizo llevar la cruz hasta el sitio designado.
Teófil
Ninguno de los otros aceptaba cargar la cruz, porque ésta se consideraba como ignominiosa, y por ello obligaron a Simón Cireneo, como afrentándolo, a que llevase la cruz que los demás no querían llevar. Aquí se cumplen las palabras de (Isaías 9,6): "Cuyo dominio llevaba sobre sus hombros ". El dominio del Salvador era la cruz, por medio de la que se ensalzó, como dice el Apóstol (Ad Flp 8). Y así como otros llevan como signo de autoridad la faja o la mitra, Jesús lleva la cruz. Y si se examina bien se verá que Jesús no reina de otro modo sobre nosotros que por medio de las penalidades, por lo que sucede que los que viven entre delicias sean enemigos de la Cruz de Cristo.
San Ambrosio
Jesucristo llevando su cruz, ya lleva su trofeo como vencedor. Se le impone la cruz sobre los hombros, porque, ya sea que la lleve El, ya sea que la lleve Simón, Jesucristo la llevó en el hombre y el hombre en Jesucristo. No están desacordes los Evangelistas, cuando concuerdan en el misterio. El buen orden de nuestra marcha consiste en que primero llevase El el trofeo de su Pasión, para que después lo entregase a los mártires a fin de que ellos lo levantasen. Como no es judío el que lleva la cruz, sino forastero o peregrino, no va delante sino detrás. Acerca de esto se ha escrito: ( Mt 16 y Lc 9,23) "Tome su cruz, y sígame".
Beda
Simón quiere decir obediente, y Cirene, heredero, en cuyos nombres se designa al pueblo gentil, que en otro tiempo era sólo peregrino y forastero de los testamentos, pero ahora se ha convertido en heredero de Dios por su obediencia. Cuando Simón vuelve de la granja, lleva la cruz siguiendo a Jesucristo, porque abandonado el culto idólatra, abraza con gusto la cruz de la Pasión de Cristo: granja, en griego, quiere decir pago, de cuyo nombre procede el de pagano.
Teófil
Toma la cruz del Salvador el que viene de la granja, esto es, el que abandona el mundo y sus pompas, dirigiéndose a Jerusalén, esto es, a la felicidad eterna. Recibe de ello un buen testimonio, porque quien es maestro a la semejanza de Jesucristo, debe tomar primero su cruz y crucificar su carne para agradar a Dios, y así ofrecerla a sus servidores y a los que le obedecen.
Sigue a Jesús una multitud del pueblo y de mujeres, porque ańade: "Y le seguía una grande muchedumbre del pueblo", etc.
Beda
Seguía a Jesús mucha gente, pero no lo seguían todos con el mismo fin. Porque el pueblo que había pedido su muerte, lo seguía para tener el gusto de verlo morir, y las mujeres para llorar al que estaba sentenciado. No lo seguía sólo el cortejo de mujeres llorando, sino que también lo seguía un buen número de hombres profundamente afligidos por su Pasión, pero como el sexo femenino podía manifestar su sentimiento con libertad, por ser menos estimado, lo hacía llorando.
San Cirilo
Además, el sexo femenino es siempre más inclinado al llanto, y tiene el espíritu más dispuesto a la piedad.
Teófil
Esto daba a entender, que una buena parte de los judíos habría de ir detrás de la cruz, creyendo en Jesucristo. Pero la debilidad espiritual, que se figuraba por medio de las mujeres, si llora por medio de la contrición y hace penitencia, sigue a Jesús, afligido por nuestra salvación. Lloraban también las mujeres por compasión. El que ha de padecer para triunfar, no debe ser llorado, sino más bien aplaudido. Por esto les prohibe que lloren. Prosigue, pues: "Mas Jesús, volviéndose hacia las mujeres, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí".
Beda
Esto es, cuya pronta resurrección puede destruir la muerte, cuya muerte ha de acabar con toda muerte, y aún con el mismo autor de la muerte. Debe advertirse, que cuando las llama hijas de Jerusalén, no sólo se refiere a las que lo habían seguido desde Galilea, sino a las que vivían en la ciudad de Jerusalén y se unieron a las otras.
Teófil
Manda a las que le lloraban que se fijen en los males que habrán de sobrevenir, y que lloren por ellos. Sigue: "Antes, llorad sobre vosotras mismas", etc.
San Cirilo
Dando a conocer que las mujeres se quedarían sin hijos; porque al estallar la guerra, morirían todos los judíos, tanto los grandes como los pequeńos. Por esto sigue: "Porque vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles", etc.
Teófil
Sin duda, cuando las madres asesinen cruelmente a sus hijos, y lo que hubiese producido su vientre, volverán nuevamente a engendrarlo con llanto.
Beda
Cita el tiempo en que tendría lugar el sitio y la desolación que ocasionarían los romanos, del cual más arriba se había dicho: ( Mt 24,19) "ĦAy de las en cinta y que críen en aquellos días!". Es natural, que cuando amenaza un cautiverio enemigo, se busquen los lugares altos y secretos, donde los hombres puedan esconderse. Por esto sigue: "Entonces comenzarán a decir a los montes: caed sobre nosotros, y a los collados: cubridnos". Refiere Josefo, que como resistiesen los judíos, los romanos registraron las cavernas de los montes y las cuevas de los collados buscando a los judíos. Cuando dice que deben llamarse bienaventuradas las estériles, se refiere, sin duda, a aquéllos de uno y otro sexo que se hicieron estériles por el reino de los cielos. Y cuando se dice a los montes y a los collados, caed sobre nosotros y cubridnos, que cuando se cae en una tentación por efecto de debilidad espiritual, se debe buscar el remedio en los ejemplos, en los consejos y en las oraciones de los fieles más elevados y espirituales.
Prosigue: "Porque si en el árbol verde hacen esto, en el seco, ¿qué se hará?"
San Gregorio moralium 12, 4
Se llamó a sí mismo árbol verde y a nosotros árbol seco, porque El tenía la fuerza de la divinidad, pero como nosotros somos puros hombres, se nos llama árbol seco.
Teófil
Como si dijese a los judíos: Si, pues, en mí, que soy un árbol que doy fruto saludable y estoy floreciente, de tal modo obran los romanos, ¿qué no harán con vosotros? El pueblo digo, que es semejante a un árbol seco, privado de toda virtud vivificante, y que no da fruto alguno.
Beda
Como si dijese a todos: Si yo, que no he cometido culpa alguna y me llamo árbol de vida, no salgo de este mundo sin ser víctima del fuego de las pasiones humanas, ¿qué clase de tormentos creéis que sobrevendrán a los que carecen de fruto?
Teófil
Queriendo el diablo hacer germinar una falsa idea respecto del Seńor, procuró que unos ladrones fuesen crucificados a la vez que El, por lo que sigue: "Y llevaban con El otros dos, que eran malhechores, para hacerles morir".