"Porque aquel siervo que supo la voluntad de su seńor, y no se apercibió, y no hizo conforme a su voluntad, será muy bien azotado: mas el que no la supo, e hizo cosas dignas de castigo, poco será azotado. Porque a todo aquél a quien mucho fue dado, mucho le será demandado. Y al que mucho encomedaron, más le pedirán". (vv. 47-48)
Teofilacto
Aquí el Seńor nos da a conocer algo más grande y terrible, puesto que no sólo el administrador infiel quedará privado de la gracia recibida para que nada pueda librarlo de los castigos, sino que más bien la mayor dignidad que alcanzó le servirá de condenación. Por esto sigue: "Porque aquel siervo que supo la voluntad de su seńor y no la cumplió, será azotado con muchos golpes", etc.
Crisóstomo,
in homil. 27, in Matth
Todas las cosas no se juzgan del mismo modo en todos, sino que a mayor conocimiento corresponde mayor castigo.
San Cirilo,
in Joan., cap. 10, libro 6
Aquel hombre de talento que inclinó su voluntad al pecado, en vano pedirá misericordia, porque cometió el pecado sin excusa, separándose de la voluntad divina por su malicia. Pero el hombre rústico e ignorante la implorará de su juez con más razón. Y continúa: "Mas el que no lo supo e hizo cosas dignas de castigo, poco será azotado".
Teofilacto
Algunos objetan esto, diciendo: con razón es castigado todo aquel que conociendo la voluntad del Seńor, no la sigue. Pero, ¿por qué es castigado el que la desconoce? Porque habiendo podido conocerla no quiso, y por su pereza fue él mismo la causa de su ignorancia.
San Basilio,
in Regulis brevioribus, ad interrogat. 267
Pero se dirá: Si éste sufre muchos castigos y aquél pocos, ¿por qué se dice que estos castigos no tendrán fin? Mas téngase en cuenta que aquí se habla, no de la medida de las penas o de su fin, sino de la diferencia entre ellas, porque alguno puede ser digno del fuego eterno más o menos intenso, y del gusano que ha de atormentar siempre con más o menos fuerza.
Teofilacto,
ut sup
En seguida el Seńor da a conocer por qué la pena que se imponga a los doctores y a los sabios será más intensa cuando dice: "Porque a todo aquel a quien mucho fue dado, mucho le será demandado". A los doctores se concede la gracia de hacer milagros, pero se les confía la de la predicación y la enseńanza. Y no dice que se le pida más en lo que se le ha dado, sino en lo que se le ha confiado o depositado en él. Porque la gracia de la palabra necesita desarrollo y se pide al doctor más de lo que ha recibido. No debe, por tanto, estar ocioso, sino cultivar el talento de la palabra.
Beda
O de otro modo: a veces se da mucho a algunas personas juntamente con el conocimiento de la voluntad de Dios y la facultad de cumplir lo que conocen, pero se encomienda mucho a aquél a quien se confía con su propia salud el cuidado de apacentar al rebańo del Seńor. Por tanto, como son dotados de gracias más importantes, si faltan merecen mayor castigo. Y los que, fuera de la culpa original con la que vinieron al mundo, no cometan ningún pecado merecerán la menor de las penas. En cuanto a los demás que cometieron recibirán un castigo tanto más tolerable, cuanto menor fue aquí su iniquidad.