"¿Por qué, pues, me llamáis: Seńor, Seńor, y no hacéis lo que yo os digo? Todo el que viene a mí, y oye mis palabras y las cumple, os mostraré a quién es semejante: semejante es a un hombre, que edifica una casa, el cual cavó, y ahondó, y cimentó sobre la piedra; y cuando vino una avenida de agua, dio impetuosamente la inundación sobre aquella casa, y no pudo moverla, porque estaba fundada sobre piedra. Mas el que oye y no hace, semejante es a un hombre que fabrica su casa sobre tierra, sin cimiento, y contra la cual dio impetuosamente la corriente, y luego cayó: y fue grande la ruina de aquella casa". (vv. 46-49)
Beda
Para que alguno no se crea excluido de lo que ha dicho: "De la abundancia del corazón habla la boca", como si solamente las palabras y no las obras fuesen las que se piden al verdadero cristiano, el Seńor ańade a continuación: "¿Por qué, pues, me llamáis: Seńor, Seńor, y no hacéis lo que digo?". Como diciendo: ¿Por qué os jactáis de producir hojas de buena vida, vosotros que no producís fruto alguno de buenas obras?
San Cirilo
Unicamente conviene a la naturaleza divina el nombre y la realidad de la dominación de todas las cosas.
San Atanasio
No es, pues, un hombre el que habla así, sino Dios que muestra que procede del Padre, porque aquél sólo es Seńor que nace del Seńor. No temas dualidad sin embargo, porque en la naturaleza no se distingue.
San Cirilo
Cuál sea la utilidad que nos reporta el cumplimiento de la ley, y cuánto sea el perjuicio que pueda venirnos por su desobediencia, lo da a conocer el Seńor, cuando dice: "Todo el que viene a mí, y oye mis palabras, y las cumple, os mostraré a quién es semejante: es semejante a un hombre que edifica una casa y la cimentó sobre piedra".
Beda
La piedra es Jesucristo. Ahonda en el cimiento el que por medio de los preceptos de la humildad arranca de los corazones de los fieles todo lo que es terrestre, para que no sirvan a Dios por interés temporal.
San Basilio, in princ. Proverb
Cimentar sobre piedra quiere decir apoyarse en la fe de Jesucristo, para poder sostenerse firme en los días de la contrariedad, ya venga ésta del cielo, ya de la tierra.
Beda
Se entiende también por cimiento de la casa la buena intención en el obrar, porque el que oye con buen fin, firmemente cumple los mandamientos del Seńor.
San Ambrosio
También nos da a conocer que el fundamento de todas las virtudes se encuentra en la obediencia de la ley divina, la cual hace que la casa que edificamos no se conmueva por el torrente de las pasiones, ni por el desbordamiento del error espiritual, ni por la lluvia mundana, ni por las nebulosas disputas de los herejes. Por lo que prosigue: "Y cuando vino una avenida de aguas", etc.
Beda
La inundación puede verificarse de tres modos: o por medio de los espíritus inmundos, o por medio de los hombres impíos, o por medio de la inquietud del alma o del cuerpo. Y cuando los hombres confían en sus propias fuerzas, sucumben; mas cuando se adhieren a la piedra firmísima no pueden ser arrollados.
Crisóstomo in Mat. hom. 25
Demuestra también el Seńor que la fe por sí sola para nada sirve si no la acompańan las obras. Por lo que sigue: "Mas el que oye y no hace es semejante a un hombre que fabrica su casa sobre tierra, sin cimiento", etc.
Beda
La casa del diablo es todo el mundo que vive y obra el mal, la cual edifica sobre tierra, porque retrae del cielo a la tierra a los que le siguen. Edifica sin cimiento porque el pecado no tiene fundamento puesto, pues no subsiste por sí mismo; el mal no tiene razón de ser, todo lo que se hace estriba en la naturaleza del bien. Además, como la palabra fundamento viene de fondo, podemos tomarle también en el sentido de esta palabra, pues del mismo modo que el que cae en un pozo se detiene en su fondo, así el alma que cae se detiene también como en un fondo, si se detiene en alguna medida de pecado; pero como no puede contentarse con el pecado en que cae, puesto que cada día es peor, no encuentra -por decirlo así- fondo que la detenga en el pozo en que ha caído. Así los malos y los que no son buenos más que en apariencia, resultan peores después de cada tentación que los asalta, hasta que caigan en la pena eterna. De donde prosigue: "Y contra la cual dio impetuosamente la corriente", etc. También puede entenderse por ímpetu del río el discernimiento del juicio final, cuando, destruidas ambas casas, irán los impíos al fuego eterno y los justos a la vida eterna ( Mt 25).
San Cirilo
O edifican sobre tierra sin cimiento todos aquellos que fijan el cimiento de su fe sobre la arena de la duda que sólo tiene por base la opinión- para destruir la cual bastan pequeńas chispas de tentaciones.
San Agustín, de cons. evang. 2,14
San Lucas y San Mateo empezaron del mismo modo este largo discurso del Seńor, pues uno y otro dicen: "Bienaventurados los pobres". Además, muchas cosas que siguen en el Evangelio de uno y otro se parecen en mucho; y hasta la conclusión final del sermón viene a ser exactamente la misma, a saber: el hombre que edifica sobre piedra o sobre arena. Podría creerse fácilmente que San Lucas puso aquí el mismo sermón del Seńor, omitiendo algunas sentencias que San Mateo puso, y poniendo otras que San Mateo no dijo, si no moviese a dudar el hecho de que San Mateo dice que Jesús predicó un sermón, sentado en el monte, y San Lucas que le predicó en un lugar campestre y de pie. Es, sin embargo probable que estos discursos no se separan con larga distancia de tiempo, por la razón de que los dos refieren antes y después muchas cosas parecidas o idénticas. Pudo suceder que primeramente estuviese solo el Seńor con sus discípulos en la parte más alta del monte, cuando eligió a doce de entre los que le oían, y después bajase con ellos del monte -esto es, de la misma cumbre del monte- a un lugar campestre, esto es, algún llano que había en la ladera del monte y que podía contener muchas turbas; y que allí estuvo de pie hasta que las turbas se reunieron en torno de El, y que después, habiéndose sentado y aproximándose sus discípulos a ellos y a las demás turbas presentes, predicase un solo sermón.