"Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Y muchos entonces serán escandalizados, y se entregarán unos a otros, y se aborrecerán entre sí. Y se levantarán muchos falsos profetas, y engańarán a muchos. Y porque se multiplicará la iniquidad, se resfriará la caridad de muchos. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este Evangelio del reino por todo el mundo, en testimonio a todas las gentes; y entonces vendrá el fin". (vv. 9-14)
Rábano
El Seńor manifiesta la razón por que habrían de venir tantos males sobre Jerusalén y la provincia de los judíos, ańadiendo: "Entonces os entregarán", etc.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75,
O de otro modo, los discípulos al escuchar todas estas predicciones sobre Jerusalén, estaban en tal disposición de espíritu, que no sentían turbación alguna, como si oyeran males que les fueran extrańos. Esperaban que les vendrían los días de prosperidad, que deseaban llegasen con grande interés. Por esto les anuncia el Salvador graves acontecimientos, que los ponían en cuidado. Así como antes les había advertido que evitasen los engańos de los seductores, ahora les predice la violencia de los tiranos, por medio de estas palabras: "Entonces os entregarán a la tribulación, y os matarán". Con toda oportunidad les hizo conocer estos males para calmarles en cierto sentido de las desgracias de los demás. No sólo los consoló así, sino que manifestándoles la causa de su aflicción, les ańadió que todo lo sufrirían por su nombre. Por esto sigue: "Y seréis aborrecidos por todas las gentes por causa de mi nombre".
Orígenes,
in Matthaeum, 28
¿Pero de qué modo sería odiado el pueblo de Cristo, aun por los habitantes en los últimos extremos de la tierra? A no ser que alguno diga que ha sido dicho por exageración todos, por muchos. Pero se plantea otra cuestión respecto de las palabras: "Entonces os entregarán". Se comprende desde luego la verdad. Porque antes que sucediesen estas cosas los cristianos ya sufrían tribulaciones. Pero alguno responderá, que entonces los cristianos sufrirían tribulaciones mayores que nunca. Desean generalmente los que viven en tiempo de mayores calamidades, examinar sus causas, y tener motivo de hablar. Por lo tanto, es consiguiente que como los hombres habían de dejar el culto de los falsos dioses, por la multitud de cristianos que habría, diríase que éstos eran la causa de las guerras, hambres y pestes y también de los terremotos; por esta razón la Iglesia ha sufrido grandes persecuciones.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75, 2
Después que había hablado de las dos clases de guerras, esto es, de las de los seductores y de las de los enemigos, les habla también de una tercera guerra, que provendría de los falsos hermanos, por esto dice: "Y muchos entonces serán escandalizados", etc. También San Pablo deplora esto diciendo: "En el exterior batallas, en el interior temores" (
2Cor 7,5), y en otro lugar: "Peligros en los falsos hermanos" (
2Cor 11,26): de quienes dice en otro lugar: "Los tales falsos apóstoles son operarios engańadores". Por esto ańade aquí el Salvador: "Y se levantarán muchos falsos profetas", etc.
Remigio
Cuando estaba próxima la destrucción de Jerusalén, se levantaron muchos, llamándose cristianos y seduciendo a otros, a quienes San Pablo llama hermanos falsos y San Juan, Anticristos.
San Hilario,
in Matthaeum, 25
Como fue Nicolás, uno de los siete primeros diáconos, que pervirtió a muchos, tergiversando la verdad.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75, 2
Además, manifiesta lo que es más penoso para éstos, que tales falsos profetas enfriarían la religiosidad, por lo que sigue: "Y como se multiplicará la iniquidad, se enfriará la caridad de muchos".
Remigio
Esto es, el verdadero amor de Dios y del prójimo; porque cuanto más se aumenta la iniquidad, respecto de uno y de otro, tanto más se apagará el fuego de la caridad en su corazón.
San Jerónimo
Debe advertirse que no negó la fe o la caridad de todos, sino la de muchos; porque la caridad siempre permanecería en los apóstoles y en aquéllos que estuviesen identificados con ellos, acerca de lo que dice San Pablo: "¿Quién nos separará de la caridad de Cristo?" (
Rom 8,35). Por lo que se ańade aquí: "Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo".
Remigio
Dice hasta el fin, refiriéndose al término de su vida; porque quien persevera hasta el término de su vida, confesando a Jesucristo y en su amor, se salva.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75, 2
Después, para que no dijeren: ¿Cómo podremos vivir entre tantos malos? les ofrece lo que es más, que no sólo vivirían, sino que también enseńarían en todas partes; por esto ańade: "Y será predicado este Evangelio del reino por todo el mundo".
Remigio
Como el Seńor conocía que los corazones de sus discípulos habrían de entristecerse por la destrucción de Jerusalén, y la extinción de sus gentes, los consuela diciendo, que serían muchos más los que creerían de los gentiles, que los que perecerían de los judíos.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75, 2
En cuanto a que se había predicado el Evangelio por todas partes, antes de la destrucción de Jerusalén, oigamos lo que dice San Pablo: "En toda la tierra resonó su voz" (
Rom 10,18). Y véase cómo vino desde Jerusalén hasta Espańa. Por lo tanto, si uno solo recorrió tanto espacio, júzguese cuanto recorrerían los demás. Por lo que escribiendo a algunos les dice acerca del Evangelio: "Que fructifica y crece en toda criatura que habita debajo del cielo" (
Col 1,6). Esta seńal del poder de Jesucristo, es más grande que todo lo que había hecho en el espacio de treinta ańos. Porque apenas empezaba la predicación del Evangelio ya se había extendido por todos los confines de las tierra. Y aun cuando el Evangelio ya se había predicado por todas partes, sin embargo, no todos habían creído; por lo que ańade: "En testimonio a todas las gentes", esto es, para acusar a aquéllos que no habían creído; porque los que creyeron testificarían contra los que no creyeron y los condenarían. Por lo tanto, después que el Evangelio haya sido predicado por todo el mundo, Jerusalén será destruida. Por esto sigue: "Y entonces vendrá el fin", esto es, el fin de Jerusalén, porque los que vieron brillar el poder de Jesucristo y que había invadido en poco tiempo toda la tierra, ¿qué perdón podían esperar si todavía eran ingratos?
Remigio
También puede referirse esto a la consumación del mundo. Porque entonces muchos se escandalizarán separándose de la fe, viendo la multitud y las riquezas de los malos y los milagros del Anticristo, y perseguirán a sus compańeros, y el Anticristo enviará falsos profetas que engańarán a muchos. Se aumentará la malicia, porque aumentará el número de los malos, y se enfriará la caridad, porque disminuirá el número de los buenos.
San Jerónimo
Será también una seńal de la venida del Seńor, la predicación del Evangelio en todo el mundo, de modo que ninguno tendrá excusa.
Orígenes,
in Matthaeum, 28
Cuando dice: "Y seréis aborrecidos de todas las gentes por mi nombre", nadie podrá salvarse porque a la sazón todas las gentes estarán de acuerdo en contra de los cristianos, y cuando sucediese todo lo que Jesucristo ha predicho, tendrán lugar las persecuciones, ya no en una sola parte como antes, sino en general en todo el mundo se levantarán contra el pueblo de Dios.
San Agustín,
Epístola, 149, 46
Y los que examinan estas palabras: "Será predicado este Evangelio del reino en todo el orbe", no crean que esto ya se verificó por medio de los apóstoles, porque esto no sucedió así, según está demostrado por documentos fidedignos. Hay, pues, en Africa innumerables gentes bárbaras, a quienes todavía no se ha predicado el Evangelio. Especialmente puede decirse esto de aquellos que son vendidos como esclavos, y no puede admitirse con justicia que éstos no pertenecen también a la promesa de Dios, porque el Seńor no solamente ofreció esto a la descendencia de Abraham ni sólo a los romanos, sino que comprendió a todas las gentes en aquel juramento. Entre cuyas gentes todavía no ha penetrado la Iglesia, lo cual conviene que suceda, para que crean todos los que están fuera de ella y entonces se cumplirá aquella promesa. "Y seréis aborrecidos de todas las gentes por mi nombre". (Cómo sucedería esto si no hubiese en todos los pueblos quienes aborrezcan y quienes sean aborrecidos? Por lo tanto, la predicación no podía ser terminada por los apóstoles, siendo así que todavía hay gentes a quienes no ha llegado. Respecto a lo que dijo el Apóstol: "En toda la tierra había resonado su voz" (
Rom 10,18), aunque esta frase se refiere a tiempo pasado, dijo con palabras lo que habría de suceder, no lo que ya había sucedido o se había ultimado, como el profeta a quien se refiere como testigo. Pero dijo también que el Evangelio fructificaba y crecía en todo el mundo, para dar a entender hasta dónde podría llegar, creciendo con el tiempo. Por lo tanto, si no se sabe cuándo el Evangelio llenará todo el mundo, tampoco se sabrá cuándo llegará el fin del mundo; porque antes no sucederá.
Orígenes,
in Matthaeum, 28
Cuando todo el mundo haya oído la predicación del Evangelio, vendrá el fin del mundo. Y esto es lo que sigue: "Y entonces vendrá el fin". Muchas gentes, no sólo de los bárbaros, sino también de los nuestros, no han oído todavía la palabra cristiana.
Glosa
Puede defenderse lo uno y lo otro, si se entiende de diverso modo la extensión de la predicación del Evangelio. Porque si se entiende en cuanto al fruto de la predicación que se derrama por la Iglesia de los que creen en Jesucristo sobre todas las gentes (como dice San Agustín), se da a entender que el Evangelio estará predicado por todas partes, antes de la destrucción del mundo; y esto no sucedió antes de la destrucción de Jerusalén. Pero si se entiende en cuanto a la fama de la predicación, entonces ya se ha cumplido antes de la destrucción de Jerusalén, porque los discípulos de Jesucristo ya estaban diseminados por las cuatro partes del mundo. Por esto dice San Jerónimo: no creo que hayan quedado algunas gentes que desconozcan el nombre de Jesucristo, y aun cuando no hayan tenido quien le predique, no pueden desconocer en absoluto lo que es la fe, por las gentes vecinas.
Orígenes,
in Matthaeum, 28
Moralmente hablando, el que crea que esto se refiere a la venida gloriosa de Jesucristo sobre su alma, es necesario que sufra por la venida de El las asechanzas de los que obran en sentido contrario, como esforzado atleta. Cristo será aborrecido en él por todos, no sólo por las gentes materiales, sino también por las gentes que viven en exageraciones espirituales. En ciertas cuestiones habrá pocos que comprendan la verdad de una manera evidente, siendo muchos los que se escandalizarán. Caerán de ella los traidores y los acusadores, por la discusión que se suscitará entre ellos, acerca del dogma de la verdad, lo que servirá de motivo para que se aborrezcan mutuamente. También habrá muchos que predicarán con mal fin, acerca de lo que habrá de suceder, e interpretarán mal las profecías (a quienes llama falsos profetas), que seducirán a muchos, haciendo que se enfríe la caridad ferviente que antes se encontraba en la sencillez de la fe. Pero el que pueda perseverar en la tradición apostólica, se salvará; y así, predicado el Evangelio a todas las almas, servirá de testimonio a todas las gentes, esto es, a todos los pensamientos incrédulos de ciertas almas.