Y cuando Jesús hubo acabado estas parábolas, se fue de allí. Y vino a su patria, y los instruía en la sinagoga de ellos, de modo que se maravillaban y decían: "¿De dónde este saber y maravillas? ¿Por ventura no es Este el Hijo del artesano? ¿No se llama su Madre María, y sus hermanos Santiago y José, Simón y Judas? ¿Y sus hermanas no están todas entre nosotros? ¿Pues de dónde a Este todas estas cosas?" Y se escandalizaban en El. Mas les dijo Jesús: "No hay Profeta sin honra sino en su patria y en su casa". Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos. (vv. 53-58)
San Jerónimo
El Seńor, después de las parábolas en que habló al pueblo y que sólo comprendieron los Apóstoles, pasó a su patria a fin de hablar en ella con más claridad, y esto es lo que quiso dar a entender en las palabras: "Y cuando Jesús hubo acabado estas parábolas", etc.
San Agustín,
de consensu evangelistarum, 2,42
El evangelista pasa de las parábolas a otra cosa, dándonos a entender de esta manera que no hay necesidad de seguir un orden riguroso en la exposición de los hechos. San Marcos (
Mc 4), lo que no hace San Mateo, a quien sigue San Lucas (
Lc 8), ha tejido la narración en tal forma que parece más probable que los acontecimientos se hayan desarrollado en el orden en que los ponen San Marcos y San Lucas. Tal es el hecho de Jesús durmiendo en la nave y el milagro de la expulsión de los demonios, cosas que interpone San Mateo y ha dejado en un orden diferente.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 48,1
Nazaret es la población a quien Jesús llama su patria, no porque hiciera en ella muchos milagros (como diremos más abajo), puesto que en Cafarnaúm es donde los hizo, sino porque en ella es donde expuso su doctrina, que causó no menos admiración que los milagros.
Remigio
Y el Seńor enseńaba en las sinagogas, donde se reunía mucha gente, porque El bajó del cielo a la tierra para salvar a muchos. Sigue: "De modo que se maravillaban y decían: ¿De dónde a Este este saber y maravillas?". La sabiduría se refiere a la doctrina y el poder a los milagros.
San Jerónimo
Maravillosa necedad la de los nazarenos. Se admiran de que la Sabiduría posea la sabiduría, y el Poder poder. Pero viene en seguida el error, porque miran ellos a Jesús como al hijo de un carpintero, por eso dicen: "¿Por ventura no es Este hijo de un artesano?".
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 48,1
En todo eran ellos insensatos, rebajándole por el oficio que tenía el que juzgaban era su padre, a pesar de que sabían por la historia antigua muchos ejemplos de hombres nobles cuyos padres eran de baja esfera. David fue hijo de un labrador, de Jesé; Amós, de un pastor, y él mismo fue también pastor. Precisamente por esto tenía más mérito, porque a pesar de la humildad de su padre hablaba cosas tan sublimes; lo cual da a entender con toda claridad que lo que El era, no era resultado de la educación humana, sino de la gracia de Dios.
San Agustín,
en el ser. Dom. Infra oct. Epiph
El Padre de Cristo es el Artesano Dios, que ha fabricado a todo el mundo, dispuso el arca de Noé, comunicó a Moisés la orden del tabernáculo e instituyó el Arca de la Alianza. Artesano he dicho, porque allana las inteligencias robustas y quebranta los pensamientos orgullosos.
San Hilario,
in Matthaeum, 14
Era Hijo de un Artesano que vence la resistencia del hierro por el fuego, disuelve todo el poder del siglo con el ardor de su juicio, da forma para utilidad del hombre a todo lo material, es decir, que hace servir a todas las criaturas en los distintos deberes a los que están destinadas y las hace concurrir a las obras de la vida eterna.
San Jerónimo
No es de extrańar que errando ellos con respecto al Padre, se equivoquen también con respecto a los hermanos. Por eso ańade: "¿Por ventura no se llama su Madre María y sus hermanos Santiago y Joseph?", etc.
San Jerónimo,
contra Helvidium, 14
Se llaman aquí hermanos del Seńor a los hijos de su tía materna, María Cleofé, mujer de Alfeo y madre de Santiago y de Joseph. Esta María es también la madre de Santiago el Menor.
San Agustín,
de consensu evangelistarum, 1,17
Nada tiene de extrańo que los que tenían a José por padre del Seńor llamaran hermanos de éste a todos los de la parentela de José y de María.
San Hilario,
in Matthaeum, 14
Se empeńan en rebajar al Seńor a causa de sus parientes, y aunque el brillo de su doctrina y de sus milagros los llenaba de admiración no podían persuadirse de que era Dios el que hacía todo esto en el hombre, y acuden al oficio del padre para ultrajarle. Entre tantas cosas magníficas como hacía, sólo se dejan arrebatar contemplando su humanidad y por eso dicen: "¿De dónde a este hombre todas estas cosas?".
Sigue: "Y se escandalizaban en El".
San Jerónimo
Este error de los judíos es la causa de nuestra salvación, y la condenación de los herejes. Consideraban como hombre a Jesucristo, en cuanto lo juzgaban únicamente como hijo de un artesano.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 48,1
Pero mirad la mansedumbre de Cristo: no los ultraja, sino que les responde con mucha dulzura; y por eso sigue: "No hay profeta sin honra, sino en su patria y en su casa".
Remigio
Se llama a sí mismo profeta, nombre que había ya anunciado Moisés en estos términos: "Dios os levantará a un profeta de en medio de vuestros hermanos" (
Dt 18,15.18). Y es necesario tener presente, que no sólo Cristo, cabeza de todos los profetas, sino también Jeremías y Daniel y los demás profetas menores fueron más honrados y respetados entre los extrańos que entre sus conciudadanos.
San Jerónimo
Porque es casi natural el que los ciudadanos tengan envidia a sus conciudadanos, ya que generalmente no miran lo que hacen en la actualidad y se fijan sólo en las fragilidades de su infancia, como si ellos para llegar a la edad madura no hubieran pasado por los mismos grados.
San Hilario,
in Matthaeum, 14
Declara el Seńor que el profeta está sin honra en su patria, porque El había de ser condenado en Judea a la sentencia de cruz y porque la fuerza de Dios está sólo en poder de los fieles. A causa de la incredulidad de los judíos se abstiene de hacer milagros entre ellos. Por eso sigue: "Y no hizo allí muchos milagros a causa de la incredulidad de ellos".
San Jerónimo
No porque no pudiera hacer muchos milagros entre aquellos incrédulos, sino para no condenar con sus muchos milagros la incredulidad de sus conciudadanos.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 48,1
Y si le convenía que lo admiraran por sus milagros, ¿por qué no los hizo? Porque El no hacía milagros por pura ostentación, sino para utilidad de otros. Mas no resultando ninguna utilidad, despreció lo que le era personal, a fin de no aumentar la culpabilidad de ellos. ¿Y por qué hizo algunos? Para que no dijeran: indudablemente hubiéramos creído si hubiera hecho milagros.
San Jerónimo
También puede entenderse de otro modo, diciendo que despreciado Jesús en su casa y en su patria, esto es, en el pueblo judío, no quiso hacer más que unos cuantos milagros, a fin de que no fuesen completamente irresponsables. Todos los días está haciendo el Seńor milagros asombrosos en las naciones mediante los apóstoles, no tanto para dar la salud a los cuerpos, cuanto a las almas.