Y los príncipes de los sacerdotes y los escribas le querían echar mano en aquella hora, mas temieron al pueblo; porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola. Y acechándole, enviaron malsines que se fingiesen justos para sorprenderle en alguna palabra, y entregarle a la jurisdicción y potestad del presidente. Estos, pues, le preguntaron diciendo: "Maestro, sabemos que hablas y enseńas rectamente y que no tienes respeto a persona, sino que enseńas en verdad el camino de Dios: ¿nos es lícito pagar el tributo a César o no?" Y El, entendiendo la astucia de ellos, les dijo: "¿Por qué me tentáis? mostradme un denario, ¿cuya es la figura y el letrero que tiene?" "De César", le respondieron ellos. Y les dijo: "Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios". Y no pudieron reprender sus palabras delante del pueblo, antes maravillados de su respuesta, callaron. (vv. 19-26)
San Cirilo
Convenía, por tanto, que los jefes de los judíos, comprendiendo que la parábola se refería a ellos, se separasen de lo malo una vez instruidos acerca del porvenir; pero no teniendo en cuenta esto, buscan la ocasión de seguir obrando mal; por esto se dice: "Y los príncipes de los sacerdotes querían echarle mano", etc. No respetaron tampoco lo mandado en la ley, que dice: "No mates al inocente ni al justo" ( Ex 23,7). Pero el temor del pueblo detuvo su nefasto propósito. Sigue, pues: "Mas temieron al pueblo"; prefieren el temor humano al respeto divino. Cuál fue la causa de este propósito lo manifiesta cuando ańade: "Porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola", etc.
Beda, ut sup
Y así, buscando ocasión de matarle, enseńaban que era verdad lo que había dicho en la parábola; porque El era el heredero cuya muerte injusta decía que había de ser vengada, y que aquellos colonos malvados eran los que buscaban ocasión para matar al Hijo de Dios. Lo mismo sucede todos los días en la Iglesia, cuando alguno que de hermano sólo tiene el nombre, o se avergüenza o teme atacar la unidad de la fe eclesial y de la paz que no ama por miedo a la multitud de los buenos. Y como los príncipes deseaban prender al Seńor, no pudiendo hacerlo por sí mismos, se proponían conseguirlo por medio de sus allegados; por esto sigue: "Y acechándole enviaron espías", etc.
San Cirilo
Aparentaban ser ligeros pero eran astutos, olvidados de Dios que dice: "¿Quién es éste que quiere ocultarme sus pensamientos?" ( Job 42,2) Así, pues, van a Cristo, el Salvador de todos, como a un hombre cualquiera. Por esto sigue: "Para sorprenderle en alguna palabra".
Teofiactus
Habían preparado lazos al Seńor pero se enredaron ellos mismos en ellos. Veamos su astucia: "Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que hablas y que enseńas con rectitud".
Beda, ed hieron, in Math
Pregunta suave y fraudulenta que le mueve a responder que teme a Dios más que al César. Sigue, pues: "Y que no tienes falsos respetos humanos, sino que enseńas en verdad el camino de Dios". Dicen esto para obligarle a que responda que no deben pagarse tributos, con objeto de que oyendo esto los ministros del rey, que según dicen los demás evangelistas también se encontraban allí, le prendiesen como autor de sedición contra los romanos; por esto le preguntan a continuación: "¿Nos es lícito pagar el tributo?", etc. Había, pues, una gran agitación en el pueblo, porque decían unos que debían pagarse los tributos por la seguridad y tranquilidad que los romanos mantenían para todos, mientras que los fariseos se oponían, diciendo que el pueblo de Dios no estaba obligado a someterse a las leyes humanas porque ya venía pagando los diezmos y primicias.
Teofiactus
Entendían, por tanto, que si decía ser conveniente pagar tributo al César, le acusaría el pueblo por querer sujetarle a la esclavitud, y si decía que no era lícito pagar el tributo, podrían presentarlo al gobernador como revolucionario. Pero se libró de estos lazos. Sigue, pues: "Y El, entendiendo la astucia, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Mostradme un denario: ¿de quién es la figura y el letrero que tiene?"
San Ambrosio
El Seńor da a conocer aquí que debemos ser circunspectos cuando respondamos a los herejes o a los judíos, como había dicho ya por medio de San Mateo: "Sed prudentes como las serpientes" ( Mt 10,16).
Beda
Los que creen que la pregunta del Salvador es hija de la ignorancia aprendan en estas palabras qué es lo que pudo saber Jesús acerca de aquél cuya imagen se encontraba en la moneda; pero pregunta para responder oportunamente a los que le interrogaban. Sigue, pues: "Y respondieron ellos diciendo: Del César". No era César Augusto el representado en la moneda, sino Tiberio; porque todos los emperadores romanos desde el primero, Cayo César, venían llamándose Césares; por tanto, el Seńor solventó la cuestión oportunamente con su respuesta. Sigue, pues: "Y les dice: Pues devolved al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".
Tito
Como diciendo: Me tentáis con las palabras, pues obedeced con obras; habéis sufrido el dominio del César, habéis aceptado lo que es de él; devolved, pues, el tributo a él y el temor a Dios; porque Dios no pide dinero, sino fe.
Beda
Pagad también a Dios lo que es de Dios; a saber, las décimas, las primicias, las ofrendas y víctimas.
Teofilacto
Y observemos que no dice dad, sino devolved, porque era esto una deuda. Tu príncipe te defiende de tus enemigos y te proporciona una vida tranquila. Tienes obligación por ello de pagarle el tributo. Además recibes de él lo que le ofreces, a saber, esta moneda; debes, por tanto, devolver al rey la moneda de los reyes. Dios también te concede la inteligencia y la razón. Devuélveselas para no hacerte semejante a las bestias, sino como el que obra siempre conforme a la razón.
San Ambrosio
Por tanto, si no quieres estar sujeto al César, renuncia a las cosas que son del mundo. Y dice con mucha oportunidad y en primer término que debe darse al César lo que es suyo; porque nadie puede ser del Seńor si no renuncia primero al mundo. ¡Qué gran responsabilidad la de prometer a Dios y no cumplirle lo prometido! Mayor es la obligación que impone la fe que la que impone el dinero.
Orígenes, in Lucam hom. 39
Este pasaje tiene también un sentido místico. En el hombre hay dos imágenes: una que recibió de Dios según está escrito en el Génesis: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza", y la otra del enemigo, la que recibió por su desobediencia y su pecado cuando fue engańado por el príncipe de este mundo y seducido por sus halagos, porque así como el dinero lleva el retrato de los emperadores del mundo, así el que hace obras propias del príncipe de las tinieblas, lleva la imagen de aquél cuyas obras hace. Dice, pues: "Devolved al César lo que es del César", esto es, desechad la imagen terrena para que con la celestial podáis devolver a Dios lo que es de Dios, es decir, para que amemos a Dios, etc. Esto es lo que Dios exige de nosotros, como dice Moisés. Dios nos pide no porque tenga necesidad de que le demos algo ( Dt 10,2); sino para devolvernos en la salvación lo mismo que le hayamos dado.
Beda
Los que debían haber creído quedaron admirados ante una sabiduría tan grande que no dejaba lugar a la astucia de sus intrigas. Por esto sigue: "Y no pudieron refutar sus palabras delante del pueblo; por el contrario, maravillados de su respuesta, callaron".
Teofilacto
Se habían propuesto principalmente refutarlo delante del pueblo, y no pudieron conseguirlo en virtud de su contestación sapientísima.