Y los judíos (porque era Parasceve), a fin de que no quedasen los cuerpos en la cruz el sábado (porque aquél era el grande día del sábado), rogaron a Pilatos que les quebrasen las piernas y que fuesen quitados. Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y al otro que fue crucificado con El. Mas cuando llegaron a Jesús, viéndole ya muerto, no le quebrantaron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado con una lanza y salió luego sangre y agua. Y el que lo vio, dio testimonio, y verdadero es el testimonio de él. Y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis. Porque estas cosas fueron hechas para que se cumpliera la Escritura: No desmenuzaréis hueso de El. Y también dice otra Escritura: Verán en el que traspasaron. (vv. 31-37)
Crisóstomo,
in Ioannem, hom. 84
Como los judíos se tragaban un camello y hacían escrúpulo de un mosquito, después de consumar tan gran atentado discutían solícita y diligentemente lo que sigue: "Los judíos, pues, como era Pascua, a fin de que no permaneciesen los cuerpos en la cruz en el sábado", etc.
Beda
Parasceve (esto es preparación) era llamado el día sexto, porque en aquel día los israelitas preparaban dos comidas, pues era muy grande aquel día de sábado (por la solemnidad de la Pascua). "Rogaron, pues, a Pilato que les rompieran las piernas a los ajusticiados".
San Agustín,
in Ioannem, tract., 120
No con el objeto de quitarlos de la cruz, sino más bien para no horrorizar con este espectáculo de un suplicio prolongado en el día de fiesta.
Teofilacto
Así se mandaba en la Ley, que no se pusiera el sol estando un hombre en el suplicio, o porque no quisieran ser tenidos por verdugos y homicidas en día festivo.
Crisóstomo,
ut supra
Observa cuán grande es el poder de la verdad, pues ellos mismos cuidan de que se cumpla la profecía. Por lo que sigue: "Vinieron, pues, los soldados y quebrantaron las piernas del primero y del otro crucificado con El; pero cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que un soldado abrió su costado con una lanza".
Teofilacto
Para complacer a los judíos, lancean a Cristo, ultrajando su cuerpo exánime; pero esta injuria se trocó en milagro, porque el manar sangre de un cuerpo muerto es milagro.
San Agustín,
ut supra
Con mucha precaución se abstuvo el Evangelista de usar las palabras
hirió su costado, o
lo rasgó, sino
abrió, a fin de que en cierto modo se franqueara la puerta por donde brotaron los sacramentos de la Iglesia, sin los cuales no se entra en la verdadera vida. Y sigue: "Y al instante salió sangre y agua". La sangre fue derramada por la remisión de los pecados, y el agua para suave bebida y purificación. Esto había sido prefigurado por la puerta que a Noé se le mandó abrir en el costado del arca para que entraran los animales que se habían de salvar del diluvio, en los que se simbolizaba la Iglesia. Por esta razón fue hecha la primera mujer del costado de Adán dormido, y este segundo Adán, inclinando la cabeza, durmió en la cruz, para que fuese formada su esposa y saliera de su costado durante su sueńo. ¡Oh muerte que a los muertos resucitas! ¿Qué hay más puro que esta sangre? ¿Qué más saludable que esta herida?
Crisóstomo,
ut supra
Como de aquí toman origen los sagrados misterios, cuando te acercares al tremendo cáliz, acércate como si fueras a beber del costado de Cristo.
Teofilacto
Avergüéncense los que en el sagrado sacrificio rehusan mezclar el agua con el vino, dando a entender que no creen que del lado de Cristo fluyó agua. Puede haber quien calumniosamente diga que algún resto de vida quedaría en el cuerpo de Cristo, y que por esto brotó sangre, pero el manar agua es una prueba irrefutable contra este argumento. Esta es la razón por qué el Evangelista ańadió: "Y el que lo vio dio testimonio".
Crisóstomo,
ut supra
Como si dijéramos: No lo oyó a otro, sino que lo vio por sí mismo y es verdadero su testimonio, lo que ańadió con razón, contando la injuria hecha a Cristo y dando éste seńal admirable para llamar la atención. También lo dijo para que enmudecieran los herejes, y para profetizar futuros misterios que se ocultaban bajo este tesoro.
Sigue: "Y él sabe que dice verdad, para que vosotros creáis".
San Agustín,
ut supra
Lo dice quien lo vio, para que crea el que no lo vio. Dos testimonios cita de las Escrituras sobre estos acontecimientos; pues el que había dicho: "No quebraron a Jesús las piernas", ańadió: "Esto sucedió para que se cumpliese la Escritura, que dice: No desmenuzaréis ninguno de sus huesos" (
Ex 12,46), etc. Este precepto había sido dado en la antigua Ley a aquellos que inmolaban el cordero, que fue la figura de la Pasión del Seńor. Uno de los soldados abrió su costado con una lanza, y a esto se refiere el otro testimonio, que dice: "Y otro pasaje de la Escritura dice: ellos dirigieron su mirada al que atravesaron", cuyas palabras contienen la promesa de Cristo que había de ser crucificado en su propia carne.
San Jerónimo
Este testimonio está tomado de Zacarías (
Zac 12,10).