Cuando esto hubo dicho, uno de los ministros que estaban allí dio una bofetada a Jesús, diciendo: "¿Así respondes al Pontífice?" Jesús le respondió: "Si he hablado mal, da testimonio del mal; mas si bien, ¿por qué me hieres?" Y Anás lo envió atado al Pontífice Caifás. (vv. 22-24)
Teofilacto
Como Jesús apelara al testimonio de los que le habían oído, queriendo un ministro excusarse de ser de los que admiraban a Jesús, le dio una bofetada. Por eso dice: "Luego que hubo dicho", etc.
San Agustín, De cons. evang. 3, 6
Esto demuestra bien que Anás era Pontífice, pues no había sido aún enviado a Caifás cuando se dijo esto; y estos dos, Anás y Caifás, eran Pontífices, como lo dice San Lucas en el principio de su Evangelio.
Alcuino
Aquí se cumple aquella profecía de Isaías: "Presenté mi mejilla a los que me abofeteaban" ( Is 3,6). Pero Jesús, herido injustamente, contestó con mansedumbre: "Si he hablado mal, pruébalo; pero si he hablado bien, ¿por qué me hieres?".
Teofilacto
Como si dijera: Si hallas algo reprensible en lo que he dicho, demuestra lo que dije mal; y si no puedes probarlo, ¿por qué te enfureces? O de otro modo: Si enseńé malamente en las sinagogas, atestíguaselo al Príncipe de los Sacerdotes; pero si enseńé bien, de modo que hasta vosotros, siendo ministros, os admirabais, ¿por qué ahora me hieres cuando antes te admirabas?
San Agustín, in Ioannem, tract., 113
¿Qué más verdadero, suave y justo que esta respuesta? Si consideramos quién es el abofeteado, ¿no querríamos que el agresor fuese consumido por fuego del cielo, o tragado por la tierra, o revolcado por el demonio, o castigado con cualquier pena grave? ¿Acaso le faltaría poder para mandar alguno de estos castigos al que creó el mundo, si no prefiriera mejor enseńarnos la paciencia con que se vence al mundo? Tal vez diga alguno: ¿por qué no hizo lo que El mismo mandó, no contestando así al agresor, sino presentándole la otra mejilla? Porque al dar una respuesta tan llena de mansedumbre, no sólo ofreció la otra mejilla, sino que preparó todo el cuerpo para clavarlo en la cruz. Así demostró mejor que cumplía el precepto de la paciencia con la predisposición de su corazón que con demostración exterior de su cuerpo, pues puede suceder que el hombre ofrezca airado la otra mejilla, siendo más perfecto contestar mansamente la verdad con ánimo tranquilo y dispuesto a sufrir mayores agravios.
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 82
¿Qué cosa era más justa que la de replicar al Seńor o aceptar su dicho? Pero no fue así, porque lo que se hacía no era un juicio, sino un acto tiránico y sedicioso. No sabiendo qué hacer, lo envían atado a Caifás. Sigue: "Y Anás lo envió atado al Pontífice Caifás".
Teofilacto
Sospechando que siendo éste más astuto podría imaginar algún medio para condenar a muerte a Jesús.
San Agustín, ut supra
Desde el principio le conducían a casa de éste, como dice San Mateo, porque era el Príncipe de los Sacerdotes en aquel ańo. Es necesario comprender que ejercían el pontificado sucesivamente un ańo cada uno, y es de creer que Jesucristo fue conducido primero a casa de Anás por orden de Caifás, o bien porque las casas de éstos estuvieran situadas en tal disposición que no pudiera pasarse sino por casa de Anás.
Beda
Lo que se ha dicho de llevarle atado no se ha de entender de que entonces le ataran, sino que estaba atado desde que le habían aprehendido; por tanto, lo envió a Caifás como se lo habían presentado. Y pudo también suceder que en aquel acto le hubiesen soltado mientras le preguntaban, y después, atado otra vez, le hubiera enviado a Caifás.