El día siguiente, otra vez estaba Juan y dos de sus discípulos: Y mirando a Jesús que pasaba, dijo: "He aquí el Cordero de Dios'. (vv. 35-36)
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 17
Y como muchos no se fijaban en lo que San Juan decía desde el principio, les llama la atención por segunda vez y por esto dice: "El día siguiente, otra vez estaba Juan y dos de sus discípulos".
Beda
San Juan estaba verdaderamente parado porque había subido a la cumbre de las virtudes, de donde no podría ser derribado por ninguna excitación de la maldad. Y estaban con él dos de sus discípulos, porque seguían sus doctrinas con una resolución invariable.
Crisóstomo, ut sup
¿Y por qué razón no recorría el Bautista toda Judea y predicaba al Salvador por todas partes, sino que estaba sólo cerca del río esperando que el Salvador viniese, para darlo a conocer cuando hubiese llegado? Porque quería que esto se evidenciara por los milagros (de Jesucristo). Véase también de qué modo sirvió esto de mayor edificación, porque envió una pequeńa chispa y la llama se levantó en seguida hasta lo alto. Si hubiese dicho esto peregrinando, hubiese parecido que sucedían todas estas cosas por algún plan humano, y su alabanza hubiera sido sospechosa. Por lo que todos los profetas y los apóstoles hablaron de Jesucristo estando ausente, pero Este en su presencia según la carne; mas los otros hablaron de El después de su Ascensión. Y para que se vea que no sólo manifestaba a Jesús con la voz, sino que también lo designaba con los ojos, ańade: "Y mirando a Jesús que pasaba, dijo: he aquí el Cordero de Dios".
Teofilacto
Dijo mirando, como para expresar con los ojos la alegría y el asombro que experimentaba por la presencia de Jesucristo.
San Agustín, in Ioannem, tract. 7
San Juan era amigo del Esposo. No buscaba su gloria, sino que daba testimonio de la verdad. Por esto no quiso que sus discípulos se quedasen con él, sino que siguiesen al Seńor. Y esto lo demostró manifestando a quién debían seguir, diciendo: "He aquí el Cordero de Dios".
Crisóstomo, ut sup
No quiso hablar mucho, porque sólo deseaba una cosa: atraer a sus discípulos y unirlos con Jesucristo. Mas sabía que respecto de otras cosas no necesitaban de su testimonio. Y no habla San Juan a sus discípulos de estas cosas en particular, sino que habla con todos y públicamente, para que así, decidiéndose por seguir a Jesucristo en virtud de aquella indicación de carácter común, permaneciesen firmes respecto de lo demás, no sólo por el servicio de Jesucristo, a quien seguían, sino por su propia utilidad. Y no hace su sermón en tono de súplica, sino que únicamente le admira cuando está adelante y les habla de la preparación para la que él había sido enviado, y del modo de prepararse. Y "el Cordero" designa lo uno y lo otro, y dice el Cordero ańadiéndole el artículo, para demostrar su excelencia.
San Agustín, in Ioannem, tract. 7
Aquí se habla del único Cordero sin pecado; no de aquel que ha sido lavado de manchas, sino del que ha estado exento de ella. Se habla aquí en singular del Cordero de Dios, porque únicamente con su sangre podrían ser redimidos los hombres. Este es el Cordero a quien temen los lobos y que después de muerto mató al león
Beda, hom 1 inter hiemales de sanctis
Se llama también Cordero porque previó que había de dejarnos espontáneamente el donativo de su lana (con la que pudiésemos hacer nuestro vestido nupcial). Esto es, los ejemplos para vivir bien, con los que deberíamos abrasarnos en su amor.
Alcuino
Hablando en sentido místico, San Juan está en pie. Cesa la Ley y viene Jesús, esto es, la gracia del Evangelio, de quien la misma Ley da testimonio. Jesús andaba reuniendo sus discípulos.
Beda, hom in vig S.Andreae
El acto de andar de Jesús representa la gracia de su Encarnación, por medio de la cual se dignó venir a nosotros y darnos ejemplo para que vivamos bien.