"Entonces si alguno os dijere: Ve aquí el Cristo, o vele allí, no le creáis; porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, los cuales harán alarde de milagros y prodigios para seducir, si ser pudiese, a los mismos escogidos. Por tanto, vosotros estad sobre aviso. Ya veis que yo os lo he predicho todo, a fin de que no seáis sorprendidos. Y pasados aquellos días de tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no alumbrará. Y las estrellas del cielo caerán, o amenazarán ruina, y las potestades que hay en los cielos, bambolearán. Entonces se verá venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria. El cual enviará luego sus ángeles, y congregará a sus escogidos de las cuatro partes del mundo, desde el último cabo de la tierra hasta la extremidad del cielo". (vv. 21-27)
Teofilacto
Después que dijo el Seńor todo lo concerniente a Jerusalén, habla ahora de la venida del Anticristo, y dice: "Entonces si alguno os dijere: Ve aquí el Cristo, o vele allí, no le creáis". Pero por la palabra
entonces no debemos entender que había de ser al momento que se realizaría lo que queda dicho acerca de Jerusalén. En este sentido dice San Mateo, después de ocuparse de la generación de Cristo: "En aquella temporada se dejó ver Juan Bautista" (
Mt 3,1). ¿Acaso inmediatamente después de la natividad de Cristo? No, porque habló indeterminada o indistintamente. Así, pues, debemos entender por
por entonces, no el tiempo de la ruina de Jerusalén, sino el de la venida del Anticristo. Y sigue: "Porque se levantarán falsos Cristos", etc. Muchos tomarán el nombre de Cristo para engańar también a los fieles.
San Agustín,
de civitate Dei, 20, 19
Entonces quedará Satanás en libertad, y desplegará por el Anticristo todo su poder de un modo maravilloso, aunque falso. Ocurre que con frecuencia se duda de la razón que tuvo el Apóstol para llamarlos milagros y prodigios falsos. Puede ser que, ofuscados los sentidos, vean una aparición que hace lo que no puede hacer, o que, siendo verdaderos prodigios, engańen a los que creen que sólo Dios puede hacerlos, no conociendo el poder del diablo, y menos en aquél tiempo en que lo tendrá mayor que nunca. Pero sea lo que fuera, tales milagros y prodigios cautivarán sólo a los que lo merezcan.
San Gregorio Magno,
homiliae in Hiezechihelem prophetam, 9
¿Cómo, pues, se dice
si ser pudiese en sentido de duda, siendo así que sabe el Seńor todo lo que ha de suceder? Porque una de dos: o son elegidos, y entonces no puede ser; o no son elegidos, y entonces sí puede ser. Por tanto, esta duda reflejada en la palabra del Seńor expresa el temor de los elegidos, a los que llama así porque ve que persisten en las buenas obras. Porque los que son elegidos para que persistan, verán los prodigios con que los predicadores del Anticristo los tentarán para hacerlos caer.
Beda,
in Marcum 4, 42
Algunos refieren esto al tiempo del cautiverio de los judíos, cuando surgirán muchos que, llamándose cristos, arrastrarán en pos de sí a la muchedumbre engańada. Pero durante el sitio de la ciudad, no hubo ningún fiel a quien debiera dirigirse la exhortación divina de no seguir a los falsos maestros. De aquí que es mejor entender esto de los herejes que, levantándose contra la Iglesia, se atreven a tomar el nombre de Cristo: de ellos fue el primero Simón el Mago, y será el último y el mayor de todos el Anticristo.
"Ya veis que yo os lo he predicho todo", etc.
San Agustín,
epistolas, 137
No solamente predijo los bienes que había de otorgar a los santos y fieles suyos, sino también los males que habían de abundar en esta vida, y todo con el objeto de que estuviéramos más seguros de los bienes que han de seguir al fin de los tiempos, experimentando antes de él los males predichos igualmente.
Teofilacto
Después de la venida del Anticristo se alterará y cambiará el orden del mundo, perdiendo los astros su luz por la luz más brillante de Cristo. "Y pasados aquellos días de tribulación, el sol se oscurecerá", etc.
Beda,
in Marcum, 4, 42
Porque en el día del juicio parecerán apagadas las estrellas, no porque disminuya su luz, sino porque aparecerá la claridad de la verdadera, es decir, la del Juez Supremo. Sin embargo, se puede admitir sin dificultad, que entonces perderán temporalmente su luz el sol, la luna y las estrellas, como está probado que la perdió el sol al morir nuestro Redentor. Por lo demás, después del día del juicio, cuando haya cielo nuevo y tierra nueva, se cumplirán las palabras de Isaías: "La luz de la luna será como la del sol, y la del sol será siete veces mayor" (
Is 30,26). Y continúa: "Y las potestades que hay en los cielos bambolearán".
Teofilacto
Esto es, las potestades angélicas se asombrarán viendo acontecimientos tan portentosos y viendo que son juzgados aquellos que tienen su misma naturaleza.
Beda,
in Marcum 4, 42
¿Qué tiene de extrańo, pues, que perturbe a los hombres este juicio, cuando tiemblan ante su aspecto las mismas potestades angélicas? ¿Qué harán las tablas allí donde tiemblan las columnas? ¿Y qué el arbusto del desierto cuando se doble el cedro del paraíso?
Pseudo - Jerónimo
O de otro modo: El sol se oscurecerá como en el invierno para los corazones helados; la luna no alumbrará serena en esta tempestad de discordias; las estrellas del cielo caerán sin luz cuando esté para concluir la raza de Abraham, de la que aquellas son figura, y las potestades que hay en los cielos temblaran. Es cuando serán enviados al castigo por el Hijo del hombre, de cuya venida dice: "Entonces se verá venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria", El, que antes descendió humildemente como la lluvia en el vellón de Gedeón.
San Agustín,
epistolas, 80
Porque los ángeles han dicho a los Apóstoles: "Vendrá del mismo modo que le habéis visto subir al cielo" (
Hch 1,11), y es de creer que así como se fue entre las nubes, así también vendrá entre las nubes en el mismo cuerpo.
Teofilacto
Verán al Seńor como Hijo del hombre, es decir, en cuerpo, porque corpóreo es lo que se ve.
San Agustín,
de Trinitate, 13
Porque la vista del Hijo del hombre se da también a los malos, mientras que la vista de la forma divina no se da sino a los limpios de corazón, "porque ellos verán a Dios" (
Mt 5). Y porque los injustos no pueden ver al Hijo de Dios en la forma divina que le hace igual al Padre, y conviene que los justos y los inicuos vean al Juez de vivos y muertos ante el cual serán juzgados, era necesario que el Hijo del hombre recibiese la potestad judicial de cuya ejecución dice: "El cual enviará luego sus ángeles".
Teofilacto
Notemos que Jesucristo manda ángeles como el Padre: ¿en dónde están, por consiguiente, los que dicen que no es igual al Padre? Saldrán, pues, los ángeles para reunir a los fieles elegidos, a fin de que salgan, como arrebatados por los aires, al encuentro de Jesucristo; así dice: "Y congregará sus escogidos de las cuatro partes del mundo".
Pseudo - Jerónimo
Como el trigo aventado con el aire de toda la tierra.
Beda
De las cuatro partes del mundo o de los cuatro vientos, es decir, de oriente, occidente, norte y sur. Y para que nadie piense que los elegidos han de ser congregados sólo de los cuatro puntos cardinales de la tierra, y no de todos sus confines y de todas las regiones mediterráneas, dice a este propósito: "Desde el último cabo de la tierra hasta la extremidad del cielo", es decir, desde lo más apartado de la tierra hasta su último confín, en donde parece a lo lejos que el círculo del cielo se asienta sobre los límites del mundo. Y en aquel día no habrá ni un elegido que no vuele a recibir al Seńor viniendo al juicio, y a El vendrán también los réprobos para desaparecer ante la faz de Dios y perecer, una vez sentenciados.