E inmediatamente embarcándose con sus discípulos, pasó al territorio de Dalmanutá, donde salieron los fariseos, y empezaron a disputar con El, pidiéndole, con el fin de tentarle, que hiciese algún prodigio del cielo. Mas Jesús, arrojando un suspiro de lo íntimo del corazón, dijo: "¿Por qué pedirá esta raza de hombres un prodigio? En verdad os digo que a esa gente no se le dará el prodigio". Y dejándolos, se embarcó otra vez, pasando a la ribera opuesta. Habíanse olvidado los discípulos de hacer provisión de pan, ni tenían más que un solo pan consigo en la barca. Y Jesús los amonestaba diciendo: "Estad alerta, y guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes". Mas ellos discurriendo entre sí se decían uno al otro: "En verdad que no hemos tomado pan". Lo cual, habiéndolo conocido Jesús les dijo: "¿Qué andáis discurriendo sobre que no tenéis pan? ĦTodavía estáis sin conocimiento ni inteligencia! ĦAún está oscurecido vuestro corazón! ĦTendréis siempre los ojos sin ver y los oídos sin percibir! Ni os acordáis ya de cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres: ¿Cuántos cestos llenos de las sobras recogisteis entonces?" Dícenle: "doce". "Pues cuando yo dividí siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas espuertas sacasteis de los fragmentos?" Dícenle: "Siete". "¿Y cómo es, les ańadió, que todavía no entendéis lo que os decía?" (vv. 10-21)
Teofilacto
Después que el Seńor obró el milagro de los panes, se fue inmediatamente a otro lugar, a fin de que la muchedumbre no lo tomase para hacerlo rey. "E inmediatamente -dice- embarcándose con sus discípulos, pasó al territorio de Dalmanuta".
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 51
Se lee en San Mateo (15,39) que fue al territorio de Magedan; pero no se puede dudar que sea el mismo lugar con ambos nombres, puesto que la mayor parte de los códices, también según San Marcos, no dicen sino Magedan.
"Salieron los fariseos, y empezaron a disputar con El, pidiéndole, con el fin de tentarle, que hiciese algún prodigio del cielo".
Beda, in Marcum, 2, 33
Los fariseos le piden ciertamente un prodigio del cielo para que, como había hartado por segunda vez con pocos panes a muchos miles de hombres, renueve ahora a imitación de Moisés el milagro del maná haciéndolo caer del cielo sobre todo el país para alimentar a todo el pueblo. De esta petición habla San Juan en su Evangelio diciendo: "¿Pues qué milagro haces tú para que nosotros veamos y creamos? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Dióles a comer pan del cielo" ( Jn 6,30-31).
Teofilacto
O bien quieren que el prodigio que piden del cielo sea que haga parar al sol y a la luna, que caiga granizo y que cambie el aire, porque creían que, animado por el espíritu de Beelzebub, no podía hacer prodigios del cielo, sino solamente de la tierra.
Beda, in Marcum, 2, 33
Así como había dado gracias al dar de comer a la muchedumbre creyente, así gime ahora por la petición insensata de los fariseos. Porque abrazando en su afecto a toda la humanidad, así como se complace con la salvación de los hombres, así también se conduele de sus errores. "Mas Jesús -continúa- arrojando un suspiro de lo íntimo del corazón, dijo: ¿Por qué pedirá esta raza de hombres un prodigio? En verdad os digo que a esa gente no se le dará el prodigio". Esta negación es conforme al Salmo 88 (v. 36): "Una vez para siempre juré por mi santo nombre, que no faltaré a lo que he prometido a David".
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 51
No debe llamar la atención que no diga San Marcos que respondió a los que pedían un prodigio del cielo lo mismo que San Mateo de Jonás, y que se limite a decir que contestó el Seńor: "Mas no se le dará el prodigio que pide" ( Mt 12,39). Esto es, el prodigio tal cual lo piden, porque omite decir de Jonás lo que refiere San Mateo.
Teofilacto
No los atiende el Seńor, porque será otro el tiempo de los prodigios del cielo, a saber, cuando con el segundo advenimiento se conmuevan las potestades de los cielos, y se apague la luz de la luna. En el tiempo del primer advenimiento no hay nada semejante, que todo en él está lleno de mansedumbre.
Beda, in Marcum, 2, 33
No debía obrarse un prodigio del cielo para la generación de los que tentaban al Seńor. Pero se manifestará ese prodigio a la de los que buscan al Seńor, cuando suba al cielo a vista de sus apóstoles.
"Y dejándolos -prosigue- se embarcó otra vez, pasando a la ribera opuesta".
Teofilacto
El Seńor despide como incorregibles a los fariseos, porque se debe insistir en donde hay esperanza de corrección; pero no donde no la hay.
"Habíanse olvidado los discípulos de hacer provisión de pan, ni tenían más que un solo pan consigo", etc.
Beda, in Marcum, 2, 33
Pero ¿cómo no tenían pan, preguntará alguno, cuando subieron a la barca inmediatamente después de haber llenado de él siete espuertas? Pero la Escritura nos testifica que se olvidaron de llevarlo consigo ( Mt 16), indicio del poco cuidado que tenían de sus cuerpos, cuando no pensaban en proveer a su primera necesidad, ocupados solamente en el pensamiento de seguir a su Seńor.
Teofilacto
Se olvidaron los discípulos de coger el pan, porque así, reprendidos por Cristo, se harían mejores y llegarían a conocer su poder. "Y Jesús -prosigue- los amonestaba diciendo: Estad alerta; y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes".
Pseudo-Crisóstomo, vict. ant. e cat. in Marcum
San Mateo dice: De la levadura de los fariseos y saduceos ( Mt 16,6); San Marcos de los fariseos y de Herodes; y San Lucas (12,1) de los fariseos solamente. Los tres Evangelistas nombran a los fariseos como a los principales, pero San Mateo y San Marcos los juntan con los saduceos y con Herodes, mencionando convenientemente a éste San Marcos; y dejando San Mateo a los herodianos para el suplemento de su narración. Hablando así, instruye paulatinamente a sus discípulos en el sentido y fin de sus palabras.
Teofilacto
Llama levadura de los fariseos y herodianos a su doctrina por lo dańina, fácil de corromperse y llena de la antigua malicia: los herodianos eran los doctores que decían que Herodes era Cristo.
Beda, in Marcum, 2, 33
O bien: la levadura de los fariseos es el posponer los decretos de la ley divina a las tradiciones de los hombres; predicar la ley con las palabras, e impugnarla con los hechos; tentar al Seńor y no creer en su doctrina ni en sus obras. La levadura de Herodes es el adulterio, el homicidio, la temeridad del juramento, la hipocresía y el odio a Cristo y a su precursor.
Teofilacto
Los mismos discípulos creyeron que el Seńor hablaba de la levadura del pan. "Mas ellos discurriendo entre sí se decían uno al otro: En verdad que no hemos tomado pan". Pero hablaban así porque no comprendían el poder de Cristo, que podía hacer pan con nada, y por esto los reprende el Seńor. "Lo cual habiéndolo conocido Jesús, les dijo: ¿Qué andáis discurriendo sobre que no tenéis pan?"
Beda, in Marcum, 2, 33
Con el precepto: "Guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes", les enseńa el Seńor lo que significan los cinco y los siete panes, que les recuerda en las siguientes palabras: "Ni os acordáis ya de cuando repartí cinco panes?" etc. Si, pues, la levadura predicha significa las tradiciones perversas, ¿por qué el alimento que dio el Seńor al pueblo no habrá de significar la verdadera doctrina?