Otra vez salió hacia el mar, y todas las gentes se iban en pos de El, y las adoctrinaba. Y pasando vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado al banco o mesa de los tributos, y díjole: "Sígueme": y levantándose al instante, le siguió. Y aconteció que estando a la mesa en casa de éste, que muchos publicanos y gentes de mala vida se pusieron a ella con Jesús y sus discípulos; porque aun entre aquellos eran no pocos los que le seguían. Mas los escribas y fariseos, al ver que comía con publicanos y pecadores, decían a sus discípulos: "¿Cómo es que vuestro Maestro come y bebe con publicanos y pecadores?" Habiéndolo oído Jesús, les dijo: "Los que están buenos no necesitan de médico, sino los que están enfermos: pues no he venido a llamar o convertir a los justos, sino a los pecadores". (vv. 13-17)
Beda
Después que Cristo enseńó en Cafarnaúm, salió hacia el mar, a fin de que no solamente los habitantes de las ciudades fueran los instruidos en el Evangelio, sino también los del mar, los cuales, habituados a luchar con las olas, debían aprender a menospreciar la corriente de las cosas humanas y vencerla con la pureza de la fe. "Otra vez salió hacia el mar, y todas las gentes se iban en pos de El", etc.
Teofilacto
O sale al mar después del milagro, como si deseara estar solo; pero la turba lo sigue de nuevo, para que veamos que cuanto más huimos de la gloria, tanto más ésta nos persigue. Y por el contrario es ella la que huye de nosotros, cuando somos nosotros los que la perseguimos. Pasando, pues, adelante, llamó el Seńor a Mateo. "Al paso, continúa, vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado al banco", etc.
San Juan Crisóstomo
El mismo publicano ha sido llamado Mateo por San Mateo (cap. 9); Leví simplemente por San Lucas (cap. 5); y Leví de Alfeo, pues era hijo de Alfeo, por San Marcos. Otros se hallan en la Escritura con dos nombres, como el suegro de Moisés, llamado unas veces Jetro (
Ex 3), y otras Raquel (
Ex 2).
Beda
Así que Leví es el mismo que Mateo, aunque San Lucas y San Marcos no quieren llamarle Mateo por honra del Evangelista; pero San Mateo, según lo que está escrito: "El justo es acusador de sí mismo" (
Prov 18,17), se llama Mateo y publicano, para demostrar a los que lo lean, que ningún convertido debe desconfiar de la salvación, puesto que él mismo se ve transformado de repente de publicano en Apóstol. El dice que está sentado en la oficina del tributo, esto es, teniendo cuidado de la administración de los tributos, pues la palabra griega telos (
teloV
) significa tributo.
Teofilacto
Se sentaba, pues, en dicha oficina y pasaba el tiempo murmurando de las gentes, hablando de noticias, o cosa semejante, según costumbre de los empleados en tales dependencias. El cual fue sacado de este estado, abandonándolo todo por seguir a Cristo. "Y le dijo: sígueme", etc.
Beda
Seguir es imitar, y para poder, por tanto, imitando la pobreza de Cristo, seguirlo con el afecto mejor que con el paso, dejó lo propio el que solía tomar lo ajeno. Pero no sólo dejó lo que ganaba como sueldo, sino que despreció el peligro a que se exponía con sus jefes por no haber dejado arregladas sus cuentas. Fue, pues, el Seńor quien lo inflamó interiormente por divina inspiración para que lo siguiese, a la vez que con su voz natural lo llamaba para que así lo hiciese.
Pseudo-Jerónimo
Así es como Leví, que quiere decir
vinculado, dejando los negocios temporales, sigue al Verbo, que dice: "El que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo" (
Lc 14,33).
Teofilacto
El que antes vivía a expensas de los demás se hace tan benévolo, que invita a muchos a su mesa. Y sigue: "Aconteció que estando a la mesa" etc., a saber, Jesús, con muchos publicanos.
Beda
Se llama publicanos a los que cobran los tributos, o a los que están encargados de la administración del fisco o de los negocios públicos, y el mismo nombre se da a los que se ocupan en asuntos temporales de lucro. Los que habían visto, pues, que un publicano convertido del pecado a una vida mejor era admitido a la penitencia, no desesperaban ya de su propia salvación, ni siguen a Jesús perseverando en sus antiguos vicios -como murmuran los escribas y los fariseos- sino haciendo penitencia, según las siguientes palabras del Evangelista: "Eran, pues, muchos los que lo seguían." El Seńor iba a los banquetes de los pecadores para tener ocasión de enseńarles, y dar alimento espiritual a los que lo invitaban.
Rábano,
sobre San Mateo, 9, cap. 9
Lo que se adecúa perfectamente con las figuras de los misterios, porque el que recibe en su interior a Cristo goza los mayores deleites del espíritu. Por eso el Seńor entra voluntariamente y reposa en el afecto del que cree en El; y éste es el banquete espiritual de las buenas obras, en el cual sufre hambre el rico, y se harta el pobre.
Teofilacto
Los fariseos critican esto, considerándose ellos puros. Y sigue: "Y los escribas y los fariseos, viendo que comía con los publicanos", etc.
Beda
Si la fe de los gentiles se expresa por la elección de Mateo y la vocación de los publicanos, entregados antes a los intereses mundanos, la soberbia de los escribas y fariseos expresa la envidia de aquéllos para quienes es un tormento la salud de los gentiles.
Prosigue: "Oyendo esto, les dijo Jesús: Los sanos no tienen necesidad de médico", etc. De este modo avergüenza a los escribas y fariseos, que, considerándose justos, evitaban el trato con los pecadores. Se llama médico a sí mismo, porque herido a causa de nuestras iniquidades, nos ha dado una medicina admirable y nos ha curado con su llaga (
Is 53). Llama (irónicamente) sanos y justos a los que, queriendo establecer su propia justicia, no se someten a la justicia de Dios (
Rom 10). Llama con verdad enfermos y pecadores a los que, convencidos de su fragilidad, y viendo que no pueden justificarse por la ley, bajan su cabeza a Cristo por la penitencia. "No he venido, dice, por los justos, sino por los pecadores", etc.
Teofilacto
No para que permanezcan pecadores, sino para que se conviertan a la penitencia.