Y en otra ocasión les dijo Jesús: "Yo me voy y me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. A donde voy yo, vosotros no podéis venir". Y decían los judíos: "¿Por ventura, se matará a sí mismo, pues ha dicho a donde yo voy vosotros no podéis venir?" Y les decía: "Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso os dije que moriríais en vuestros pecados: porque si no creyereis que yo soy, moriréis en vuestro pecado". (vv. 21-24)
San Agustín, in Joannem, tract. 38
Como ya se ha dicho, ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora. Habla en seguida a los judíos de su pasión, que no estaba sujeta a la necesidad, sino a su voluntad. Por esto sigue el evangelista: "Y en otra ocasión les dijo Jesús yo me voy", porque la muerte del Salvador no fue otra cosa que el regreso al cielo, de donde había venido y de donde había salido.
Beda
Esta encadenación de palabras es de tal naturaleza, que parece se pronunciaron en un mismo tiempo y en un mismo lugar (y también en distintos tiempos y lugares), porque tanto puede entenderse que en el intervalo nada medió, como que pudieron mediar muchas cosas.
Orígenes, in Ioannem, tom. 19
Pero alguien podrá objetar: Si decía esto a los que permanecían en la incredulidad, ¿cómo les dice: "y me buscaréis"? Porque buscar a Jesucristo es buscar la verdad y la sabiduría. Pero se dirá que también algunas veces, refiriéndose a sus perseguidores, se decía que buscaban el modo de prenderlo. Efectivamente, hay mucha diferencia entre los que buscan a Jesús; no todos le buscan para su propia salvación ni por su propia utilidad. Por esto sólo encuentran la paz aquéllos que le buscan con buen fin, y se dice que le buscan con buen fin aquellos que buscan al Verbo como era en el principio cuando estaba con Dios, y para que los lleve al Padre.
San Agustín, ut sup
"Me buscaréis, dice el Seńor, pero no con piadoso afecto, sino por odio". Y en verdad que le buscaron cuando desapareció de la vista de los hombres, tanto los que le aborrecían cuanto los que le amaban; los primeros, persiguiéndole; los segundos, deseando tenerle consigo. "Y no creáis que me buscaréis con buen fin, por esto moriréis en vuestro pecado". Esto quiere decir buscar mal a Jesucristo, morir en pecado; esto quiere decir aborrecerle, porque de El solo puede venirnos la salvación. Pronunció su sentencia de antemano, diciendo que morirían en su pecado.
Beda
Adviértase que pone pecado en singular, y vuestro en plural, para manifestar que el pecado de todos era uno mismo.
Orígenes, ut sup
Pregunto yo ahora: "¿por qué dice el Evangelista más adelante que, diciendo estas cosas el Seńor "creyeron muchos en El"? ¿Pues no dijo a todos los que tenía presentes: "moriréis en vuestro pecado"?" Decía esto a aquéllos que sabía no habían de creer en El, y que por esto morirían en su pecado, y no podrían seguirle. Por esta razón continúa: "A donde yo voy vosotros no podéis venir". Esto es: a donde se encuentra la verdad y la sabiduría o, lo que es lo mismo, donde se encuentra Jesús. Dice que no pueden, porque no quieren, porque si hubiesen querido y no hubiesen podido, sin razón les hubiera dicho: "moriréis en vuestro pecado".
San Agustín, in Joannem, tract. 38
Dijo el Seńor esto mismo a los apóstoles en otro sitio, pero no les dijo moriréis en vuestro pecado, sino "a donde yo voy no podéis vosotros venir ahora". No les quitó la esperanza, sino que les predijo la dilación.
Orígenes, in Ioannem, tom. 18
Estas palabras expresan la insoslayable retirada de Jesucristo. Pero mientras tanto guardemos en nuestras almas las semillas de verdad que allí sembró. No se separa de nosotros el Verbo de Dios. Mas si por malicia nuestra caemos en la culpa, entonces se nos dice: "Yo me voy", y cuando queramos buscarle no le hallaremos, sino que moriremos en nuestro pecado sorprendidos por la misma muerte. No conviene escuchar con negligencia lo que dice: "Moriréis en vuestros pecados". Si esto se toma en general, se verá claramente que los pecadores mueren en sus propios pecados, y los justos en la gracia. Y si se dice: "moriréis", en el sentido que muere el que peca mortalmente, es cosa clara que aquéllos a quienes esto se decía no estaban muertos, pero vivían con la enfermedad del alma, y esta enfermedad les conducía a la muerte. Y como el médico veía que estaban gravemente enfermos, decía: "moriréis en vuestro pecado". Y así es también evidente esto otro: "A donde yo voy vosotros no podéis venir", porque cuando alguno muere en su pecado, no puede ir a donde va Jesús. Ninguno que esté muerto puede seguir a Jesús, como dice en el Salmo: "Seńor, los muertos no te alabarán" ( Sal 113,17).
San Agustín, ut sup
Oídas estas palabras, preguntaron, como suelen preguntar los hombres carnales. Prosigue: "Y decían los judíos: ¿Por ventura, se matará a sí mismo? Porque ha dicho: A donde yo voy, vosotros no podéis venir". Palabras necias. Pues qué, ¿no podían ellos ir a donde el Seńor iría si se matase? Pues ellos ¿no habían de morir también? Dijo "a donde yo voy", y no adonde se va por medio de la muerte, sino adonde iría el Seńor después de su muerte.
Teofilacto
Por estas palabras dio a entender que resucitaría revestido de gloria, y se sentaría a la derecha de Dios.
Orígenes, ut sup
Examinemos si los judíos decían esto del Salvador con alguna mira elevada. Porque ellos solían explicarse muchas cosas, ya por la tradición, ya por medio de escritos apócrifos. Pero, en realidad, lo que sabían acerca del Cristo, lo sabían por las más sanas tradiciones, como eran los escritos de los profetas, en los que leían que Jesús nacería en Belén. También sabían, acerca de su muerte, que debía pasar de esta vida en la forma que el Seńor dice: "Ninguno me quita el alma, mas yo la pongo por mí mismo" ( Jn 10,18). Mas como aquí dicen acaso se matará, no lo dicen en vano los judíos, sino según alguna tradición que tendrían acerca del Cristo. Y aparece el poder del Salvador, cuando dice: "yo me voy", porque en ello se ostenta el poder que tenía de morir voluntariamente, dejando el cuerpo cuando quisiese. Mas yo creo que lo dijeron por burla, en virtud de lo que sabían por algunas tradiciones que hasta ellos habían llegado acerca de la muerte de Jesús. Y no dijeron por darle honra: "¿por ventura, se matará a sí mismo?". Si lo hubieran dicho con ánimo de darle gloria, se hubiesen expresado así: ¿Acaso el alma de Este abandonará su cuerpo cuando a El le plazca?
Mas el Seńor habla a los apegados a la tierra, como a hombres terrenos. Por esto sigue el Evangelista: "Y les decía: vosotros sois de abajo", esto es, sabéis a tierra, y no tenéis el corazón elevado hacia lo alto.
Crisóstomo, in Ioannem, hom.52
Como diciendo: "No me llama la atención que penséis de este modo, porque sois carnales, y nada entendéis en el orden espiritual, pero yo soy de arriba".
San Agustín, ut sup
¿Qué quiere decir de arriba? Del mismo Padre, sobre el cual nada hay. Pero vosotros sois de este mundo, y yo no, ¿cómo había de ser del mundo el mismo que lo había creado?
Beda
Ni el que existía antes que el mundo. Mas los judíos eran del mundo, porque fueron creados después que el mundo ya existía.
Crisóstomo, ut sup
También pudo decir el Seńor que no era de este mundo, en atención a las vanidades y deseos de los mundanos.
Teofilacto
Y como no aparentaba cosa alguna que pareciese mundana, no podía decirse que llegaría a tal demencia que pensara en matarse. Mas Apolinar, interpretando mal este relato, dice que el cuerpo de Jesús no era de este mundo, sino que lo trajo de lo alto, del cielo 1. ¿Acaso también los apóstoles, a quienes dijo el Seńor: "Vosotros no sois de este mundo" ( Jn 15,19), obtuvieron el cuerpo del cielo? Así pues, debe entenderse este concepto en el sentido de que cuando dice el Seńor, "yo no soy de este mundo", quiere decir no soy del número de los vuestros, que tanto os cuidáis de las cosas de este mundo.
Orígenes, ut sup
No son equivalentes las frases de abajo y de este mundo. Cuando se dice "de abajo", se entiende que se habla de un lugar determinado. Pero el mundo material puede decirse que se entiende en diversos lugares, todos los cuales respecto de lo inmaterial e invisible, están abajo. Mas si comparamos los diversos sitios que en el mundo se encuentran, podemos decir que unos están más elevados y otros más bajos. Donde está el tesoro de cada cual, allí está su corazón ( Mt 6), de modo que si alguno atesora en la tierra, puede decirse que es de abajo, mas si atesora para el cielo, pertenece a arriba, y si se eleva sobre todo lo creado, se le encontrará en lo último, entre los bienaventurados. Además, el que ama las cosas del mundo procura complacer al mundo, pero el que no ama al mundo ni las cosas del mundo, no pertenece a él. Hay otro mundo fuera de este visible, en donde se encuentra todo lo invisible, de cuyo aspecto y hermosura disfrutarán los que sean limpios de corazón. También puede llamarse mundo Aquél mismo que existía ya antes que ninguna criatura, en cuanto es la suprema sabiduría, por quien han sido hechas todas las cosas. En El estaba todo el mundo, pero un mundo que se diferenciaba de éste material en tanto cuanto difiere la razón prototipo purificada de toda materia del mundo material. Por consiguiente, el alma de Jesucristo dice "yo no soy de este mundo", porque en realidad no vive en él.
San Agustín, in Joannem, tract. 38
Nuestro Seńor explicó el sentido en que dijo: "Vosotros sois de este mundo". Eran pecadores, puesto que todos nacemos en pecado, y cuando vivimos ańadimos nuevos pecados a aquél con el que hemos nacido. Toda la infidelidad de los judíos consistía no en tener pecado, sino en morir en sus pecados. Por esto ańade el Salvador: "Por eso os dije, que moriréis en vuestros pecados". Creo que habría muchos de los que oían al Salvador que creerían en El, y que no diría para todos aquella sentencia terrible: "moriréis en vuestro pecado". Si fuera así, quitaría también la esperanza a aquéllos que creerían en El. Pero les dio esperanza ańadiendo: "Porque si no creyereis que yo soy, moriréis en vuestro pecado"; luego, si creéis que yo soy, no moriréis en vuestro pecado.
Crisóstomo, ut sup
Y si había venido a destruir el pecado y no podía conseguirlo por medio de la purificación, no podría suceder que el que no cree pueda salir de esta vida teniendo el hombre viejo, o sea el pecado, no sólo por no haber creído, sino porque conservando sus anteriores pecados volvió hacia atrás.
San Agustín, ut sup
Y cuando dice "si no creyereis que yo soy", aunque nada ańadió, dio a entender mucho; porque también Dios dijo a Moisés: "yo soy el que soy" ( Ex 3,14). ¿Y cómo oigo, "yo soy el que soy", y "si no creyereis que yo soy", como si no existieran otros seres? Considerando que cualquier otro ser, por grande que sea su mérito, si es mudable, en realidad no es. Examinemos el cambio de las cosas, y veremos que ellas fueron, y que serán. Pero fíjate en Dios y encontrarás que es, y en El no cabe tiempo pasado. Mas para que tú existas has de traspasar el tiempo. Y eso que ańadió: para que no muramos en nuestros pecados, no parece que quiere decir otra cosa que: "si no creyereis que yo soy", esto es, si no creéis que yo soy Dios. Demos gracias a Dios, que dijo si no creyereis, y no dijo si no comprendiereis. ¿Quién comprendería esto?
Orígenes, in Ioannem, tom. 18
Es bien sabido que el que muere en sus pecados, aunque diga que cree en Jesucristo, no cree en realidad, porque quien cree en su justicia, no comete ninguna injusticia. El que cree en su sabiduría, no hace ni dice cosa inconveniente. Y así, si se examinan los demás atributos de Jesucristo, te convencerás de que el que no cree en Jesucristo, muere en sus pecados, porque inclinándose a lo contrario de lo que admitimos en Cristo, muere en sus pecados.
Notas
1. "Apolinar de Laodicea afirmaba que en Cristo el Verbo había sustituido al alma o al espíritu. Contra este error la Iglesia confesó que el Hijo eterno asumió también un alma racional humana". ( Catecismo de la Iglesia Católica, 471)