Al día siguiente, la gente que estaba en la otra parte del mar vio que no había allí sino un solo barco, y que Jesús no había entrado en el barco con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían ido solos. Y llegaron otros barcos de Tiberíades, cerca del lugar en donde habían comido el pan, después de haber dado gracias al Seńor; pues cuando vio la gente que no estaba allí Jesús ni sus discípulos, entraron en los barcos, y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Y cuando le hallaron de la otra parte del mar, le dijeron: "¿Maestro, cuándo llegaste acá?" Jesús les respondió, y dijo: "En verdad, en verdad os digo: Que me buscáis, no por los milagros que visteis, mas porque comisteis del pan y os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, mas por la que permanece para vida eterna, la que os dará el Hijo del hombre. Porque a Este seńaló el Padre el Dios". (vv. 22-27)
Crisóstomo in Ioannem hom. 42.
El Seńor, aun cuando no manifestó a las multitudes de una manera clara cómo había andado por encima del agua, les dio a entender, aunque de una manera velada, lo que había sucedido. Y el evangelista explica esto mismo, diciendo: "El día siguiente, la turba que estaba de la otra parte del mar, vio que Jesús no había entrado en el barco", etc. ¿Qué quería decir esto, sino que sospechaba que había atravesado el mar andando por encima de sus aguas? Y no hay por qué decir que habría ido en otro barco, porque allí únicamente se encontraba una nave, en la que se embarcaron los discípulos, con los cuales no había entrado el Seńor.
San Agustín In Ioannem tract., 25.
Se les insinuó que se había verificado aquel gran milagro. Vinieron, pues, otros barcos junto a la orilla de aquel lugar en donde habían comido el pan y lo habían seguido las multitudes. Y esto es lo que ańade: "Y llegaron otros barcos; etc. y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús".
Crisóstomo in Ioannem hom. 42.
Y sin embargo, viniendo ellos después de un milagro tan grande, no le preguntaron cómo había pasado el mar, ni se cuidaron de conocer este milagro. Sigue, pues: "Y cuando le hallaron de la otra parte del mar, le dijeron: ¿Maestro, cuándo llegaste acá?" A no ser que alguno diga que aquí debe entenderse cuándo por cómo. Digno es de notarse en estas palabras la falsedad de aquellas gentes, porque mientras decían: éste es un profeta y se proponían llevárselo y hacerlo rey, cuando lo encontraron no le dijeron nada.
San Agustín, ut supra
He aquí a aquél que en el monte huía de las multitudes, (porque no quería que lo hiciesen rey), hablando con las mismas multitudes, expuesto a que lo detengan y lo proclamen rey. Pero El, después del misterioso milagro, les predica con el fin de saciar sus almas con su palabra, así como había saciado sus cuerpos con el alimento corporal.
Alcuino
El que nos dio ejemplo para que huyésemos de la alabanza y del dominio terrenal, da ejemplo a los que deben enseńar de cómo deben insistir en la predicación.
Crisóstomo in Ioannem hom. 43
Pero la mansedumbre y la bondad no siempre son útiles. Con el discípulo desaplicado y torpe conviene usar del aguijón del estímulo. Esto es lo que hace aquí el Hijo de Dios. Cuando vinieron las multitudes y lo halagaban diciendo: "Maestro, ¿cuándo llegaste acá?", para manifestar que no ambiciona el honor que procede de los hombres, sino que únicamente se propone la salvación de los demás, les contesta reprendiéndoles, no sólo a fin de corregirles, sino queriendo darles a conocer aun lo mismo que pensaban. Prosigue: "Jesús les respondió y les dijo: en verdad, en verdad os digo que me buscáis, no por los milagros que habéis visto", etc.
San Agustín In Ioannem tract., 25.
Como diciendo: me buscáis por cosas materiales y no con fines espirituales.
Crisóstomo, ut supra
Después de esta reprensión, les ańade la predicación de su celestial doctrina, diciendo: "Trabajad, no por la comida que perece", etc. Como diciendo: Vosotros buscáis la comida temporal y yo he alimentado vuestros cuerpos para que por medio de esta comida busquéis lo que no produce la vida temporal, sino la eterna.
Alcuino
El alimento temporal únicamente robustece la parte material del hombre exterior y no basta recibirlo una vez, sino que es necesario tomarlo diariamente. Mas el alimento espiritual subsiste siempre y produce la saciedad perpetua y la inmortalidad.
San Agustín, ut supra
Insinúa que El mismo es este alimento espiritual, como se evidencia en lo que sigue. Como si dijera: me buscáis por otra cosa; buscadme por mí mismo.
Crisóstomo, ut supra
Pero como algunos gustan vivir de la holganza, abusan de esta palabra; y debemos citarles las palabras de San Pablo ( Ef 4,28): "El que robaba, que ya no robe, sino que procure más bien trabajar con sus manos y así tendrá con qué poder remediar las necesidades de la vida". Y él mismo, cuando iba hacia Corinto, se detenía en casa de Aquilas y Priscila y allí trabajaba. ( Hch 18) Y diciendo "no os afanéis por el alimento que se pierde", no es que dé a entender que se deba ser perezoso, sino que conviene trabajar y dar a los demás. Esta es la comida que no se pierde. Porque procurar la comida que se pierde es lo mismo que aficionarse a los cuidados del mundo. Y esto lo dice porque aquéllos no se ocupaban de la fe, sino que únicamente querían llenar su vientre sin trabajar y a esto oportunamente lo llamó la comida que se pierde.
San Agustín, ut supra
Así como había dicho a la Samaritana: "Si conocieses quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a El, y te daría un agua viva", así ahora ańade ( Jn 4,10): "La que os dará el Hijo del hombre".
Alcuino
Cuando recibes el cuerpo de Jesucristo de manos del sacerdote, no atiendas al sacerdote a quien miras, sino a Aquél a quien no ves. El sacerdote es quien administra este alimento, pero no es el autor. El Hijo del hombre se nos da a sí mismo con el fin de permanecer en nosotros y que nosotros permanezcamos en El. No queráis recibir a este Hijo del hombre como recibís a los demás hijos de los hombres, porque Este está separado de los demás por medio de cierta gracia y está fuera del número de todos. Porque este Hijo del hombre es también Hijo de Dios. Esto es lo que ańade: "Porque a Este seńaló el Padre el Dios". Seńalar es tanto como poner un sello, como diciendo: no me despreciéis porque soy el Hijo del hombre; porque así y todo, el Padre me ha distinguido, esto es, me ha dado algo propio para que no me confundiese con el género humano, sino para que éste fuese redimido por mí.
San Hilario De Trin., 1, 8
La naturaleza de los signos lleva consigo la propiedad de explicar la especie impresa en ellos, sin que pierdan nada de sí en el acto de sellar, porque a la vez que reciben cuanto en ellos se imprime, comunican también todo lo impreso. Este ejemplo no tiene suficiente capacidad para poder explicar la generación divina, porque en los signos hay materia previa, diversidad e impresión, por medio de las que se imprimen ciertas semejanzas de otras cosas superiores. Mas el Unigénito de Dios, que se hizo Hijo del hombre por el misterio de nuestra salvación, queriendo dar a conocer que posee en sí mismo la imagen del Padre, dice que ha sido sellado por El. Y por esto puede entenderse que le fue dado poder para que nos preparase el alimento adecuado para conseguir la vida eterna, puesto que llevaba en sí toda la plenitud de la forma del Padre.
Crisóstomo in Ioannem hom. 43
O lo que es lo mismo, seńaló: esto es, lo envió con el fin de que nos trajese esta comida, o lo seńaló: esto es, lo dio a conocer por medio de su testimonio.
Alcuino
Hablando en sentido espiritual, puede decirse que al día siguiente -esto es, después de la Ascensión de Jesucristo-, estando de pie la multitud -en las buenas acciones y no recostada en las pasiones de la tierra-, espera que venga Jesús a ella. Había una sola nave, y ésta es la Iglesia. Porque las demás naves que vinieron después son las sectas de los herejes, las cuales buscan sus propios intereses y no la gloria de Jesucristo ( Flp 2,21). Por esto muy oportunamente se les dice: "Me buscáis porque habéis comido el pan".
San Agustín, ut supra
¡Cuántos hay que no buscan a Jesús sino por los beneficios temporales que les granjea! Uno busca el negocio por la mediación de los sacerdotes, otro huye a esconderse en la iglesia cuando es perseguido por el más fuerte. Apenas si se busca a Jesús por Jesús.
San Gregorio Moralium 23, 26
Por la persona de éstos, el Seńor aparta también a los que dentro de su propia Iglesia y habiéndose acercado al El por las sagradas órdenes, no buscan en ellas los méritos de las virtudes, sino la satisfacción de los asuntos del mundo. El haber seguido al Seńor después de saciados, equivale a haber recibido de la Iglesia los alimentos necesarios. Y no siguen al Seńor por sus milagros, sino por los alimentos, creyendo que cumplen con el deber de la religión ansiando los auxilios corporales, sin que se cuiden del fomento de las virtudes.
Beda
Y aquéllos también que no buscan en la oración las cosas eternas, sino las temporales, buscan a Jesús no por Jesús, sino por alguna otra cosa. Se da a conocer, por tanto, en sentido espiritual, que los conciliábulos de los herejes carecen de la asistencia de Jesucristo y de sus discípulos. Y cuando aquí se dice que han venido otras naves, significa que han brotado de repente otras herejías. Y por la multitud que conoció que Jesús no estaba allí ni tampoco sus discípulos, se designan aquéllos que, conociendo los errores de los herejes, los abandonan para venir a la verdadera fe.