Volvieron, pues, otra vez a Jerusalén, y paseándose Jesús por el atrio exterior del templo (instruyendo al pueblo), lléganse a El los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos, y le dicen: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te ha dado a ti potestad de hacer lo que haces?" Y respondiendo Jesús, les dijo: "Yo también os haré una pregunta: respondedme a ella primero, y después os diré con qué autoridad hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme a esto". Ellos discurrían para consigo, diciendo entre sí: "Si decimos que del cielo, dirá: ¿pues por qué no le creísteis? Si decimos que de los hombres, debemos temer al pueblo"; pues todos creían que Juan había sido verdadero profeta. Y así, respondieron a Jesús, diciendo: "No lo sabemos". Entonces Jesús les respondió: "Pues ni yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas". (vv. 27-33)
Teofilacto
Habiendo echado el Seńor del templo a los que hacían de él una tienda de comercio, fueron airados donde El para interrogarlo y tentarlo. "Volvieron, pues, otra vez a Jerusalén -dice- y mientras se paseaba en el templo, etc." Es como si dijeran: ¿Quién eres que tales cosas haces? Acaso te constituyes doctor y te ordenas príncipe de los sacerdotes?
Beda
Y ciertamente que, cuando dicen: ¿con qué poder haces esto?, dudan del poder de Dios, y quieren suponer que lo hace por el diablo. Y cuando ańaden: ¿quién te dio este poder? niegan terminantemente al Hijo de Dios, el que juzgan que obra por un poder extrańo, y no por el suyo propio.
Teofilacto
Decían esto, creyendo hacerlo tambalear, porque si contestaba: "Con mi poder", podían prenderle, y si decía: "Con el poder de otro", procurarían alejar de El al pueblo, que creía que era Dios mismo. Pero el Seńor les pregunta sobre Juan, no con intención sofista, sino porque Juan les había dado testimonio de ello. "Y respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta", etc.
Beda
El Seńor podía ciertamente refutar con una respuesta franca las calumnias de los que le tentaban pero les pregunta usando de toda prudencia, para que se condenen ellos mismos con sus palabras o con su silencio. Así se desprende de lo que sigue: "Ellos discurrían para consigo diciendo: Si decimos que del cielo, dirá: ¿Pues por qué no lo creísteis?", que es como si dijera: Es el mismo que creéis que había recibido del cielo el don de profecía, y que ha dado testimonio de mí, y de sus labios oísteis en virtud de qué poder hago esto. "Si decimos que de los hombres -continúa- debemos temer al pueblo". Veían, pues, que de cualquier modo que contestasen, quedaban atrapados en sus redes, y aunque temían ser apedreados, temían más aún el confesar la verdad. "Y así respondieron a Jesús diciendo: No lo sabemos".
Pseudo-Jerónimo
Se ven rodeados de tinieblas por la envidia que les causa esta luz, de la que se dice: "Preparada tengo una antorcha a mi ungido, a sus enemigos los cubriré de oprobios" ( Sal 131,17-18). Y continúa: "Entonces Jesús les respondió: Pues ni yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas".
Beda
Es como si dijera: No os digo lo que sé, porque no queréis confesar lo que sabéis. Es de notar que son dos las razones que hay principalmente para ocultar la ciencia de la verdad a los que la buscan, a saber: cuando el que la busca tiene poca capacidad para comprenderla, y cuando se hace indigno de ella por el menosprecio o aversión con que la mira.